¿Alguna vez has sentido que tu deseo sexual ya no es el mismo? ¿o evitas a toda costa el sexo? Si esto te está ocurriendo, podría tratarse una conducta poco conocida y que recibe el nombre de anorexia sexual.
La anorexia sexual, también conocida como anafrodisia, es un “estado obsesivo” en el cual la “tarea física, emocional y mental de evitar el sexo domina la vida de alguien”, asegura el doctor Patrick Carnes, autor del libro Anorexia Sexual (Hazelden), según informó Infobae.
Carnes sostiene que el privarse y evitar las relaciones sexuales pueden hacer sentir más poderoso al individuo y también protegido contra la amenazas.
De acuerdo a la Sociedad Médica de Estados Unidos, 4 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 hombres padecen este subtipo de trastorno. Por ello, la anorexia sexual puede afectar tanto a hombres y mujeres por igual.
Los especialistas indican que, en la mayoría de los casos, la causa puede estar en la vivencia de traumas psicológicos, físicos o incluso en la baja autoestima.
Como su nombre lo indica, la anorexia sexual se asemeja a un trastorno alimenticio pero enfocado en el ámbito sexual. En este caso, predominan las preocupaciones obsesivas, rigidez en el comportamiento, pobreza en la expresión emocional, tendencia a la autoexigencia y el cuerpo vedado a las experiencias placenteras.
Otros de los criterios tomados en cuenta para su diagnóstico son los siguientes:
- Interés ausente o reducido a la actividad sexual
- Pavor al contacto sexual
- Búsqueda de la soledad para evitar las relaciones estables o las emociones intensas
- Dismorfia corporal, percepción alterada y exagerada del propio cuerpo
- Incomodidad frente a la sexualidad ajena
- Vergüenza hacia todo lo que tiene que ver con el sexo
- Preocupación excesiva frente a las enfermedades de transmisión sexual
- Falsa sensación de poder y seguridad al reprimir sus impulsos
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El tratamiento contra la anorexia sexual o anafrodisia debe estar dirigido por un profesional de la salud. Este médico deberá conseguir, en primer lugar, que el paciente se acepte a sí mismo, acepte su cuerpo y, posteriormente, integre su vida sexual a su estilo de vida.
El principal objetivo es que la o el paciente deje de sentir esa repulsión por el contacto sexual. Esto se puede conseguir mediante técnicas de relajación en un ambiente propicio para ello, a fin de controlar la ansiedad.