A dos meses de la inundaciónSedapal sabía. Informe del Ministerio de Vivienda concluye que empresa de saneamiento, así como sus contratistas, no actuaron de manera oportuna ni adecuada para prevenir la emergencia. Tubería dañada, instalada en 2013, no cumplía con norma técnica. Compañía cubrió fisura con una tabla. Damnificados esperan recibir reparación.,Han pasado dos meses, pero las molestias continúan: zanjas a medio cerrar, calles polvorientas y desmonte en las veredas. Los vecinos de San Juan de Lurigancho afectados por el gran aniego de aguas residuales ocurrido el 13 de enero anhelan el fin de la pesadilla que les toca vivir desde entonces. Nataly Pérez vive en la calle Las Hebeas y afirma que la indemnización que le entregó la aseguradora Mapfre no le alcanza para cubrir los gastos de reconstrucción del primer piso de su vivienda. PUEDES VER: S.J.L.: Sedapal emitió recibos de agua por mes en el que ocurrió aniego [VIDEO] “Cuando se hizo el cálculo, en medio de todo el caos que vivíamos, era difícil pensar en aquellos detalles que salen recién a la luz cuando ya estás en plena construcción. Por ejemplo, no contemplamos los gastos por retiro de desmonte. Cada volquete cobra 250 soles y ese monto no ha sido considerado, por eso tengo afuera este cerro de desmonte”, afirma. Otro inconveniente para Nataly es que la electrobomba con la que contaba su vivienda no ha sido repuesta. Sin esta máquina su casa tiene problemas de presión de agua y el recurso no llega hacia los pisos superiores del inmueble. En la acera de enfrente, Karen Osorio muestra incomodidad por el recibo de agua que le ha llegado: “No tenemos medidores porque no funcionan, pero en Sedapal nos han dicho que han sacado el promedio de los últimos seis meses para fijar la tarifa de febrero. Es una burla todo esto porque encima tuvimos que lidiar con albañiles, cerrajeros, vidrieros que nos cobran más ante la demanda de trabajo y las enfermedades que se presentan”, asegura. En pasajes como Los Ruibarbos, obreros de una empresa contratista de Sedapal, Consorcio CSJ, instalan nuevas tuberías de desagüe, cavando más zanjas y, aunque esto tiene una finalidad positiva, la paciencia de los vecinos ante el desorden es cada vez menor. “Mi hija aún pelea para que la indemnicen, aún no llega a un acuerdo con la aseguradora. Por lo pronto, yo la ayudo con lo que puedo y avanzo los trabajos en mi casa”, comenta Brígida Miramira. Así como ella, son muchos los vecinos que supervisan los trabajos de construcción al interior de sus viviendas. Calculan que, con suerte, deberán pasar unos meses más para ver mejores resultados en el vecindario. PUEDES VER: SJL: nuevo aniego afecta viviendas e inunda centro de acopio de donaciones [FOTOS] Las causas del aniego El pasado 17 de enero, tres días después de iniciada la emergencia, el entonces ministro de Vivienda, Javier Piqué, aseguró que el problema no era “culpa de Sedapal, sino de una tubería mal instalada”. El domingo, su reemplazante en el sector, Carlos Bruce, lo desmintió y reconoció que la empresa de saneamiento tiene mucha más responsabilidad de la que quería asumir. El informe de la comisión sectorial que investigó el caso señala que Sedapal conocía, entre otros detalles, que la reubicación del colector Canto Grande, realizada para permitir la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima, utilizó tuberías que no cumplían con las normas técnicas. El colapso de dicha estructura generó el aniego. El documento indica, además, que la entidad no actuó de forma adecuada ni oportuna para evitar la inundación, aunque pudo hacerlo, y que incluso luego ocultó información para eludir culpas. Las raíces del incidente se rastrean hasta 2012, cuando la empresa Ecoproyet presentó un proyecto para reubicar los colectores primarios ubicados en los alrededores de lo que hoy es la estación Pirámide del Sol. La comisión detectó que la propuesta contemplaba instalar una “tubería corrugada de polietileno” de 1.500 milímetros de diámetro, cuando la norma vigente de ese año solo permitía el uso de tuberías de 1.200 milímetros. El conducto utilizado tampoco cumplía con las especificaciones de “espesor”. Sedapal aceptó esa propuesta a pesar de que, como alerta la comisión, “la utilización de una tubería inapropiada por su poca hermeticidad, poca resistencia y fragilidad, contribuiría en incrementar la vulnerabilidad del sistema”. PUEDES VER: Vecinos de SJL no superan los daños que dejó el aniego La reubicación de la tubería, a cargo del Consorcio Tren Eléctrico —formado por Odebrecht y Graña y Montero— recibió finalmente el visto bueno de Sedapal el 2 de mayo del 2013, por lo que se concluye que la compañía pública “no puede exonerarse de la responsabilidad”. Sumado a estos hechos, la comisión investigadora señala que, por lo menos desde 2017, Sedapal había detectado grandes forados en el pavimento de la Av. Próceres de la Independencia, situación que probablemente se generó por la filtración de aguas residuales provenientes de otros colectores cercanos, entre ellos, La Huayrona. Esta estructura es conocida porque sus múltiples “incidencias” han provocado hundimientos en pistas y veredas a lo largo de su recorrido. Estas filtraciones habrían alterado la “cohesión” del terreno sobre el que estaba el colector Canto Grande, lo que a su vez afectó las conexiones de las tuberías (“hermeticidad”), permitió el ingreso de “material fino” y contribuyó a que ocurra el desborde de las aguas servidas. Otras señales de alerta se detectaron entre el 28 de diciembre del 2018 y el 1° de enero del 2019, cuando aparecieron fallas en el pavimento de la Av. Próceres. Entonces intervino el contratista Acciona, que utilizó una retroexcavadora para tratar de llegar a la tubería que se presumía afectada. En ese proceso, señala la comisión, un golpe de la máquina habría provocado la rotura del colector Canto Grande. Las fotos y videos analizados confirmaron que, ante ese incidente, un trabajador de Acciona, “de manera rudimentaria”, colocó un “panel de madera” sobre el orificio para evitar que la tierra ingrese a la tubería. No menos grave es que Sedapal conocía de estos hechos, pero no los informó a la comisión. En su momento, tampoco intervino para evitar que el “material granular” ingrese al colector, lo que podría haber evitado el aniego. Entre el 5 y el 9 de enero, una segunda compañía, HM Servicios Industriales, intervino para reparar las tuberías afectadas, pero ya era tarde. San Juan de Lurigancho se inundó días después. Y sus vecinos aún sufren las consecuencias.