Se vigoriza la presión internacional contra el régimen de Ortega.,Una misión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Reporteros Sin Fronteras (RSF) visitó los últimos días Nicaragua, y sostuvo reuniones con periodistas, grupos políticos, representantes de la sociedad civil y de la Iglesia católica, en el contexto del agravamiento de la crisis política de ese hermano país y la muy difícil situación en la que desempeñan sus actividades los medios y periodistas. En más de 30 reuniones realizadas desde el 13 al 15 del presente, recabaron de los ciudadanos una demanda urgente de democracia y el cese de la violencia del Gobierno de Daniel Ortega, contra quienes reclaman derechos y libertades, una sangrienta represión que según observadores independientes ha cobrado, desde abril de este año, casi 500 muertos. La misión de la SIP y RSF recibió denuncias de periodistas y medios de comunicación sobre la violencia, incluso letal, de las fuerzas gubernamentales en contra de participantes de protestas sociales y contra la prensa que cubre estas protestas. Los agredidos carecen de espacios donde hacer sus denuncias y reclamos debido a la clamorosa falta de autonomía de las FFAA, de la policía y de la justicia. La misión ha constatado que los periodistas son amenazados, perseguidos, difamados. En varios casos se ha recurrido a la intimidación y el ataque físico, como la explosión contra las instalaciones y trabajadores de Radio Darío (León) y el asesinato del periodista Ángel Eduardo Gahona (Bluefields), en la costa atlántica nicaragüense. Para la SIP y RSF la libertad de prensa es violentamente acosada por el régimen de Ortega, incluso con métodos de asfixia económica. La de Nicaragua es una herida abierta en la democracia de la región. Como se sabe, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han responsabilizado al Gobierno de Ortega de asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, tortura y detenciones arbitrarias cometidas en contra de la población mayoritariamente joven del país. La OEA, luego de varios llamados a Ortega para que respete las instituciones, formó, el 9 de agosto, un Grupo de Trabajo de 12 países, presididos por Canadá e integrado por el Perú. Ortega ha declarado que la presencia de este grupo en Nicaragua es inaceptable y que no serán recibidos. Otros organismos se movilizan para alcanzar una salida política. A inicios de este mes, las NNUU anunciaron que analizaban la posibilidad de asumir algún tipo de mediación: poner fin a la crisis y violencia, y que con ese propósito sostenía contactos con las partes. Una de las salidas, probablemente la única en este momento, es el adelanto de elecciones para que Ortega y su familia se alejen del poder. En tanto se concrete la acción internacional conjunta, es crucial la solidaridad con Nicaragua y la demanda internacional para que cese la represión y violencia, se respete la vida, cesen las operaciones de los grupos paramilitares y se permita la actividad de la prensa sin restricciones ni amenazas.