Japonesa ahorcó a su amante, le cortó los genitales y los guardó en su cartera [FOTOS]

Sada Abe conoció a Kichizo Ishida a los 31 años por medio del dueño del burdel en el que trabajaba. Ishida, era un hombre rico y propietario de un restaurante que enamoró a la joven a pesar de estar casado, convirtiéndola en su amante.

Durante sus encuentros sexuales, la pareja que vivía en Japón, solía ahorcarse como parte de su rutina erótica. Sin embargo, luego de dos meses de aventura, una mañana Sada Abe decidió estrangular a su amante para no tener que compartirlo con otras mujeres.

La mujer luego de asfixiarlo a causa de celos, le cortó los genitales y dejó escrito con sangre un mensaje en la pierna de su víctima que decía “Sada y Kichi juntos”. La mujer se enamoró tanto del empresario, que se sentía celosa cada vez que terminaba su apasionado encuentro y él volvía a su casa con su esposa.

Tres días después del asesinato, Sada fue arrestada por la policía de Japón y en su cartera encontraron envuelto en una hoja de revista los genitales de Kichizo. Previamente, ella había intentado tener relaciones sexuales sin éxito con los restos del órgano reproductor del japonés.

Además antes que llegaran las autoridades, Sada tenía planeado suicidarse luego de escribir varias cartas de despedida para sus amigos, pero sus planes no lograron concretarse porque la policía la siguió hasta el hotel.

Tanta fue la conmoción nacional en Japón, que muchos curiosos asistieron al juicio realizado en el tribunal. A pesar que inicialmente se pidió que la japonesa sea ejecutada, solo fue sentenciada a seis años de cárcel.

Sin embargo, a los cinco años fue puesta en libertad y se convirtió en una ‘mini’ celebridad tras escribir su libro autobiográfico titulado, “Una mujer llamada Sada Abe”. Asimismo, su historia se ha recreado en varias películas, libros e incluso proyectos musicales hasta el día de hoy.

La triste adolescencia de la japonesa

Sada Abe era la séptima de ocho hijos, nació en una familia de clase media alta en 1905 en Tokio, Japón. A los 14 años fue violada y cambió totalmente su personalidad.

Tres años después, sus padres decidieron venderla a una casa de geishas para que ordenara su vida. Por el contrario, como Sada no aceptaba las restricciones que implicaba ser una geisha, decidió convertirse en una prostituta.

Esto la llevó a ingresar al mundo más oscuro de burdeles en Japón, donde conoció a su víctima que era un mujeriego. No obstante, desde el inicio la pareja tuvo buena química y a menudo tenían encuentros sexuales que duraban varios días.