Texto y fotos por: Aldair Mejía
A pesar del riesgo de permanecer junto al cuerpo de una persona muerta por coronavirus, los shipibos no dejan su espiritualidad. El lunes despidieron con un ritual a uno de los primeros artistas que se asentaron en este lugar, quien soñaba con abrir un centro cultural. Después de desinfectar sus restos con lejía y alcohol, empezaron a quemar hojas de eucalipto y a orar en silencio junto al cuerpo. Ya han fallecido tres personas en esta comunidad y más de 400 han dado positivo al test de Covid-19.
Un trabajador de la agencia funeraria descontamina con un rociador el cuerpo y el ambiente en el que se velaba al artista.
Uno de los hermanos del fallecido abraza el cuerpo pocos minutos antes de que lleguen los servicios funerarios.
Los miembros de la comunidad observan a lo lejos, con asombro, cómo se llevan los restos de la persona fallecida.
El cuerpo es puesto en un ataúd y llevado al crematorio. No se permite la presencia de amigos o familiares durante este procedimiento.