Conversar con Gustavo Meza Vera es recordar que cuestionarnos también es parte de vivir. Su próxima entrega, “Dios está llorando”, lo hace desde un limbo casi sin salida: conjugar cine independiente y cine en provincia.
¿Cómo ingresaste en el mundo de la ficción fílmica?
Estudié cine y TV en un instituto, pero las películas que he hecho tienen muy poco de lo que aprendí. Ahí te enseñan que para hacer una cinta necesitas todo un equipo profesional, pues si no es casi una utopía. Pero no te dicen que Almodóvar o Godard hicieron películas por sus propios medios. Ese ‘otro cine’ fue lo que me impulsó.
Lo haces en provincia.
Los cineastas en el Perú, y no solo en provincia, no se esfuerzan por generar un estilo propio. El hecho de pensar en el público y la taquilla es una manera de encadenarse. Y en provincia es peor: han visto poco cine y lo poco que han visto ha sido películas de comedia, acción o terror, de Hollywood, que tratan de imitar o, peor aún, copiar. ¿Qué estilo se puede generar a partir de la copia?
¿Y tú? ¿Tienes un estilo propio?
Eso se lo dejo a los espectadores. Un artista es una especie de padre desnaturalizado que engendra al hijo: trata de hacerlo lo mejor posible, pero lo suelta al mundo para que se defienda solo. Ya el público y la crítica tienen que interpretarlo a su manera.
Háblame de tu último trabajo.
En “Dios está llorando” quise jugar a múltiples interpretaciones, la ambigüedad como principal estilo de la película. Tiene una intención: generar muchas preguntas y dudas, no responder nada. Habla claramente de un “creador”. No pretende ser religiosa, pero plantea la presencia de uno, un creador no necesariamente benévolo.
Tiene un tráiler terrorífico…
Soy consciente de que tiene toques de terror, pero antes de eso pienso en lo desconocido y lo místico para generar esa sensación de horror. Estoy en contra de encasillar películas. Las mejores obras de arte son las que tienen lecturas con distintos géneros.
¿Por qué habla de ‘apocalipsis’?
El apocalipsis se entiende como un hecho catastrófico. Sin embargo, si uno lee la Biblia, también tiene un significado de cambio, de renovación. La película se orienta más por ese lado.
¿Qué viene después para ti?
Tengo ganas de grabarlo todo, de jugar con diversos soportes. Al final lo que importa no es lo que usas para la película, sino que tenga coherencia. Hay algo más allá del arte, algo más en nuestras acciones, estoy en esa búsqueda. Cada obra es un descubrimiento. Imagina que todo estuviera claro, ¿qué sentido tendría la vida? La vida tiene sentido cuando nos cuestionamos.