Lima amenazada. Luego de la tragedia en Las Malvinas, preocupa este sector donde hay 30 mil tiendas y se moviliza hasta un millón de personas. Precariedad de galerías, falta de planificación y productos inflamables causan una gran preocupación.,Mesa Redonda es una bomba de tiempo por la inseguridad y el hacinamiento,Mesa Redonda es una bomba de tiempo por la inseguridad y el hacinamiento,Esta nota debía ser publicada el fin de semana pasado a propósito de un incendio producido en la galería La Cochera, en el Centro de Lima. Sin embargo, otro siniestro de mayor magnitud y que conmocionó a los peruanos, por la forma como murieron dos personas encerradas irresponsablemente en un contenedor de un edificio de la zona de Las Malvinas, postergó la entrega de esta. Luego de la pena y la indignación por todo lo sucedido y por toda la informalidad que mostraron su peor rostro en Lima, es válido contar lo que pasa también en una zona comercial que siempre seguirá en riesgo latente si no se toman acciones más severas: Mesa Redonda. PUEDES VER Incendio en Las Malvinas: Familiares velan restos de jóvenes fallecidos en galería Nicolini Según cifras del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP), entre el 2014 y el 2016 se han registrado más de 20 mil incendios en Lima y Callao. De esta cifra, la mayoría ha ocurrido en el Cercado, esencialmente en un sector. El ubicado en el cuadrante de la Av. Abancay, Jr. Miroquesada, Jr. Paruro y Jr. Puno (ver infografía). Esta es la zona conocida como Mesa Redonda, en donde existen 124 galerías con más de 30 mil tiendas. El 29 de diciembre del 2001, Mesa Redonda estuvo en los ojos de todos los peruanos que, inevitablemente, respiraron la tristeza. Ese día, un comerciante ambulante encendió un producto pirotécnico y originó un incendio en el que fallecieron más de 300 personas. Desde esa fecha se busca evitar una tragedia de ese tipo. Y si bien se ha logrado ese objetivo, ¿qué tanto se ha hecho 16 años después? Para el exjefe de la División de Investigación de Delitos contra la Seguridad del Estado, el coronel en retiro Jorge Luis Padilla Bonifaz, especialista en temas de incendios, la realidad de Mesa Redonda no ha cambiado mucho porque no se han tomado acciones a largo plazo durante las últimas gestiones municipales (Fernando Andrade, Luis Castañeda Lossio, Susana Villarán y, nuevamente, Castañeda Lossio). Más allá de la prohibición de la producción y comercialización de artefactos pirotécnicos en la zona de Mesa Redonda, las autoridades ediles, según Padilla, solo han ejecutado acciones paliativas y de corto plazo. "Mesa Redonda seguirá siendo una bomba de tiempo por una cosa fundamental: aún existen edificaciones antiguas, de adobe y quincha, que funcionan como casas, tiendas y, sobre todo, almacenes. En estos 16 años, ninguna gestión de la Municipalidad de Lima ha promovido proyectos para construir edificios que brinden condiciones básicas de seguridad. Lo que más han hecho las autoridades es multar a las galerías por las deficiencias de estas, pero no han convencido a los comerciantes para que apuesten por proyectos de largo plazo. Ellos manejan fuertes sumas de dinero. Son mayoristas. No debe pensarse en medidas del momento", afirmó el coronel retirado. Deficiencias cada año Lo que describe Padilla tiene asidero. El lunes 12 de junio, la galería La Cochera, ubicada en el jirón Andahuaylas, en pleno corazón de Mesa Redonda, soportó su tercer incendio. Este local, en el que se venden diversos productos, antes fue una playa de estacionamiento para autos y tiene una precaria construcción (quincha y adobe). Pese a sus condiciones, sirve hoy además como almacén de grandes cajas. Y si bien, en este último siniestro no hubo 22 asfixiados como en febrero del 2012, este generó que las autoridades vuelvan a realizar más inspecciones en la zona. Por estos días, a Mesa Redonda llegan diariamente 200 mil personas. Pero en la campaña navideña o escolar, a diario la visitan alrededor de un millón de personas atraídas por los bajos precios ofrecidos. Así, el público que llega rebalsa la capacidad de las estrechas calles de esta zona comercial. Esto hace también que se viva en un riesgo constante. El segundo encargado de la IV Comandancia Departamental Lima Centro del Cuerpo General de Bomberos, Claudio Sáenz, señaló que al igual que el emporio comercial de Gamarra, Mesa Redonda es un punto vulnerable por la estrechez de sus calles, el hacinamiento de tiendas, la mala planificación, las pésimas conexiones eléctricas y el poco respeto por las normas de construcción. "A eso hay que sumar las vías de acceso y salida. Las avenidas y jirones de Mesa Redonda están congestionadas, lo que hace difícil nuestra circulación", explicó el bombero. Tanto la Subgerencia de Defensa Civil como la de Fiscalización de la Municipalidad de Lima reconocen que la zona de Mesa Redonda es una de mucho peligro por la condición, la diversidad y la cantidad de productos altamente inflamables (útiles escolares, juguetes, joyas en fantasía y productos de ferretería), por lo que se debe estar en constante vigilancia. "Los comerciantes tratan de vender sus productos y en ese afán descuidan las condiciones de seguridad. Se olvidan del mantenimiento de sus extintores y sus sistemas contraincendios. No obedecen las señalizaciones. Ocupan las áreas comunes y los pasadizos con el fin de exhibir sus productos e incrementar sus ventas, por lo que existe un riesgo en una emergencia", indicó el inspector de la Subgerencia de Defensa Civil de Lima, Yuri Vera. El funcionario precisó que lo recomendable es que las galerías estén ubicadas de acuerdo con el giro que tienen para exigirles medidas estándares. Hoy están desordenadas. Otro punto que hace vulnerable a Mesa Redonda son los hidrantes contra incendios. Si bien existe uno en cada cruce de jirones, en el momento de una emergencia, los bomberos tienen problemas con la presión del agua que sale de estos, debido a que las conexiones de estas estructuras son compartidas con aquellas de uso comercial y doméstico en la zona. La idea es que Sedapal haga que sean independientes. Falta mano dura Juan Carrasco trabaja en esta zona vulnerable de Lima. A diario tiene que estar pidiendo a los propietarios de los puestos de la galería Mina de Oro I, la cual administra, que deben cumplir con mantener su extintor en perfectas condiciones y que no tienen que abarrotar los pasadizos con productos. "A los dueños de los stands deben multarlos. Solo así cumplirán con las medidas de seguridad. Pero la Municipalidad de Lima no lo hace. Solo los notifica. Ellos son los que incumplen con eso, porque nosotros los administradores de la galería cumplimos con la seguridad de los ambientes comunes del edificio", respondió. No obstante, el subgerente de Fiscalización y Control del municipio de Lima, John Ortiz, precisó que las multas que imponen varían entre 0,05% de una UIT (S/ 200), por ocupar los pasadizos, y 2 UIT por no contar con medidas mínimas de seguridad. Aclaró que de las 124 galerías existentes, el 80% cuenta con certificados y licencias de funcionamiento. Precisamente, la semana pasada la galería Mina de Oro I fue clausurada junto a otras dos: La Zona y El Dorado por no contar con sistemas contraincendios ni señalizaciones. “Así como hicieron un esfuerzo para obtener un certificado de Defensa Civil, exhortamos a los comerciantes a hacer el debido mantenimiento a sus sistemas de alarmas contra incendios y mantener las vías de circulación libres”, dijo. Se debe precisar que desde el 2011 el Instituto de Defensa Civil (Indeci) no tiene competencia para ejecutar ni normar las inspecciones de seguridad en edificaciones. En ese sentido, las municipalidades son las únicas entidades responsables del otorgamiento de licencias de funcionamiento. Esta es la realidad de la zona comercial de Mesa Redonda. Entre la informalidad y las acciones de las autoridades aún se respira peligro cuando uno va de compras. Últimos grandes incendios en la ciudad de Lima Así como el terrible incendio en la galería Nicolini, en la zona de Las Malvinas, hubo otros siniestros en estos últimos años. El 19 de octubre del 2016, un incendio consumió una fábrica de zapatos y un almacén del Ministerio de Salud, en El Agustino. En este siniestro, tres bomberos perdieron la vida cuando trataron de ingresar a los inmuebles. La madrugada del 4 de noviembre del año pasado, el fuego destruyó casi todas las viviendas de la comunidad shipiba de Cantagallo. Se registraron más de 2 mil damnificados y casi 500 casas afectadas. Además, un niño perdió la vida a consecuencia de las graves quemaduras que tenía en su cuerpo. Doce días después, cuatro personas fallecieron en el incendio desatado en una de las salas de Multicines UVK de Larcomar. Según la Policía, las víctimas quedaron atrapadas al no haber rutas de escape adecuadas. El local funcionaba pese a no renovar su certificado de Defensa Civil. El 12 de junio último, se reportó un incendio en la fábrica Pamolsa, en el Callao. Los bomberos tuvieron que trabajar por más de 12 horas para apagar el fuego. En el local se almacenaba material inflamable y químico, lo que hizo que las llamas se vuelvan incontrolables por momentos.