Wilfredo Cruz, el Adiestrador de Águilas

PRÁCTICA MILENARIA. La cetrería es el arte de entrenar aves rapaces. Wilfredo Cruz es uno de los mayores exponentes de esta práctica en el Altiplano.,Arriba del cerro Canchari, el más alto de Puno, un ave planea durante varios minutos en el aire. Se escucha el silbido de un pito y el águila obedece. Hace un espectacular descenso hasta posarse de manera precisa en la mano de Wilfredo Cruz Ramos. Este hombre es un experto en el arte de la cetrería y el ave que tiene en su mano se llama Coqui, un águila andina que hace nueve años es parte de su vida. PUEDES VER: Hallan a 25 menores de edad ebrios en 4 discotecas clandestinas del Cusco La cetrería es el arte de adiestrar aves rapaces para el vuelo libre y la caza en su medio natural. Wilfredo se inició en este oficio desde temprana edad. Empezó criando palomas, las cuales alimentaba y cuidaba con dedicación. La idea que se dedicara a esto no le gustó a su madre. Un buen día, recuerda, su progenitora le dijo que si va a dedicarse a criar aves, que lo haga cuando tenga su propia casa. "Siento que he nacido para la cetrería. Es parte de mi vida. Es una sensación increíble”, dice orgulloso. Las aves nacieron para volar libres. Pero las que están en cautiverios autorizados necesitan ser preparadas para la caza libre y el vuelo. Es por eso que Wilfredo Cruz invierte casi el 50 % de sus días en adiestrar al vuelo a Coqui. “No es fácil. Requiere paciencia y, sobre todo, conocer al ave su temperamento". Para que el ave vuele a través de órdenes se necesita preparación. Primero se requiere de todos los implementos propios de cetrería (caperuza, pijuelas, perchas y otros). Luego hay que enseñarle a volar por metros de mano en mano y en distancias cada vez más largas. Wilfredo asegura que para ser cetrero se necesita de tiempo, espacio y dinero suficientes para mantener una rapaz cetrera en buenas condiciones durante 365 días al año. “Para mí las águilas son como un hijo más. Cada día hay que ver qué les pasa", manifiesta. Después del vuelo de Coqui, Wilfredo confiesa que le hizo caso a su madre: tiene su casa propia y se dedica de lleno a las aves. Además acondicionó un área de 50 m2 por tres de alto como jaula de Coqui. Ahí también se encuentra “Corazón” otra águila de un año que adiestra.