En Punta Negra. Joven chef figura entre las víctimas. Sus padres defienden su inocencia y culpan a la PNP de una intervención irregular. Los otros fallecidos tenían antecedentes. Uno de ellos es Ricardo Luyo, quien el año pasado cayó con armas., "Estaba feliz, me preguntaba si podía celebrar su cumpleaños". A Yahaira Vidal Pérez la pena le quiebra la voz. Nadie logra calmar su dolor. Su hijo, Ernesto Alonso Peralta Vidal, murió baleado durante un confuso tiroteo que dejó otros dos fallecidos y un herido de gravedad en Punta Negra. Ernesto era ayudante de chef en un exclusivo restaurante miraflorino. Estaba de vacaciones y el martes iba a celebrar su onomástico número 19. Necesitaba dinero para la fiesta, por eso no dudó en aceptar un trabajo extra que le propuso Ricardo Luyo Quijano, quien –según la Policía– sería un presunto traficante de terrenos en los balnearios del sur de Lima. La tarde del viernes, este hombre a quien la Policía llamaba 'Gordo Ricky' y su guardaespaldas, otro sujeto con antecedentes conocido 'Chino', recogieron en el distrito de San Juan de Lurigancho a Ernesto Alonso y a su tío Michael Vidal Pérez para cumplir un trabajo de limpieza. Los cuatro enrumbaron luego hacia el sur. Cita con la muerte Cuando se desplazaban en la camioneta de placa T2P-910 por la zona de Pampa Mandarina, en el kilómetro 44 de la Panamericana Sur, fueron interceptados por una patrulla policial. A partir de ese momento todo se vuelve confuso. Carlos Vílchez, vecino de Punta negra, describió así lo ocurrido: "Uno de los sujetos que iba en la parte de adelante disparó a mansalva, como si no le importara nada. Sacó una pistola a través de la ventana del carro y empezó a disparar a los policías". Aún asombrado por la experiencia vivida, explicó que a los agentes del orden no les quedó otra opción que repeler el ataque. Ricardo Luyo y 'Chino' fueron abatidos a balazos. Varios proyectiles impactaron también en la espalda a Ernesto. Su tío Michael quedó al borde de la muerte. Dolor de una madre Los investigadores del caso no habían establecido, hasta ayer, si estos últimos sabían de los antecedentes que tenían las personas que los contrataron para realizar trabajos de limpieza y mantenimiento en una vivienda de Punta Negra. "Mi hijo murió sin saber por qué quedó en medio de una balacera", se angustia su padrastro Mijael Hinostroza, mientras que su mamá cuenta que los viernes, sábados y domingos Ernesto hacía trabajos extras en forma lícita. Ellos piden justicia y denuncian una presunta irregularidad en la intervención policial. Incluso responsabilizan a un comandante de apellido Moncada de haber ordenado la intervención. "Nadie me va a devolver a mi hijo, pero al menos necesito saber quién le hizo esto", exigió Yahaira Vidal. "No siento odio porque a mi hijo ya me lo quitaron; pero quiero saber quién y por qué lo mató", expresó. ¿Por qué estaba libre? El 17 de junio del 2015, la Policía detuvo a Ricardo Luyo Quijano cuando pretendía ingresar a una extensa propiedad del Ministerio de Defensa y de la Superintendencia de Bienes Nacionales, en Punta Negra. Fue sorprendido en una camioneta, con armas de fuego, municiones, droga, cuadernos con una lista de personas, números de cuentas bancarias y dinero en efectivo. Fue detenido con sus cómplices José Abanto Neciosup y Luis Delgado Céspedes. "Los tres registran antecedentes por los delitos de usurpación agravada, tráfico de drogas, contra el patrimonio y otros delitos", señaló el entonces jefe de la Región Policial Lima, general PNP Salvador Iglesias. También confirmó que Luyo Quijano, a quien llaman ‘Gordo Ricky’ o ‘Barny’, era el cabecilla de una organización criminal que pretendía invadir terrenos del Estado situados a la altura del kilometro 48 de la Panamericana Sur. Ahora nadie se explica como es que, pese a todo ese historial, estaba en libertad. 'Ricky' era investigado por lavado de activos A Ricardo Luyo Quijano se le investigaba por el presunto delito de lavado de activos, así como por estafa a unas 1.500 personas. “Les vendían lotes por 10 mil o 15 mil soles. Los pagos eran en partes. Pero como muchas personas no se acercaban a los terrenos usurpados los volvían a comercializar. A veces un lote era vendido a tres y hasta cuatro familias”, dijo un agente de la División de Homicidios a cargo de la investigación. De acuerdo con la documentación que se le encontró el año pasado durante su captura, la mafia pretendía invadir predios del Estado en otras jurisdicciones del sur de Lima, desde el kilómetro 40 hasta el 57 de la Panamericana Sur. Las zonas de San Bartolo, Punta Negra y Punta Hermosa se constituyen en áreas de gran interés. Las mafias organizadas hacen de las suyas y, en muchos casos, actúan con el silencio cómplice o el desinterés de las autoridades municipales, explicó un oficial PNP.