Julio Guzmán, el candidato de la ola morada, retorna a sus raíces cusqueñas

Encuentros. Candidato se reencontró con su familia paterna en Izcuchaca. La contradicción en su discurso vuelve a saltar a la luz con el tema de los contratos del gas de Camisea.,A Julio Guzmán casi se le escapan las lágrimas, cuando se enteró de que el Jurado Electoral Especial de Lima Centro había admitido a trámite la inscripción de su candidatura. Claro, la alegría fue efímera. Horas después, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) publicaba otra resolución confirmando la improcedencia de la modificación de algunos procedimientos internos y el cambio del color del símbolo de su partido Todos por el Perú (TPP). PUEDES VER: Partidos políticos tienen hasta el 4 de marzo para presentar tercer reporte financiero Guzmán estaba en el interior de una camioneta color plata que lo trasladaba a la tierra de su familia paterna: Izcuchaca, en la provincia cusqueña de Anta, un pueblo localizado a cuarenta minutos de la ciudad de Cusco. “Es increíble. Vuelvo a mi tierra después de muchos años y recibo esta buena noticia”, dijo antes de bajar de la unidad a celebrar con sus seguidores en plena carretera. La celebración fue vista en televisión. Pero fueron su sobrino Jofrey Trujillo y su tía Maximiliana Guzmán Aucca los testigos de la primera reacción. Jofrey dice que abrazó a Maximiliana y a él. Ambos subieron a la camioneta solo cinco minutos después de haberse conocido la noticia. De esa forma, triunfante, se reencontraba con sus raíces cusqueñas. Su padre y abuela vivieron en ese pueblo que depende de la agricultura y ganadería. Poblado de paisajes verdes y de aires limpios. Las manijas de los relojes marcaban las tres y treinta de la tarde del 24 de febrero. Maximiliana esperaba a su sobrino en el punto de ingreso a Izcuchaca, capital de Anta. Estaba vestida para la ocasión: falda y chompa moradas, y blusa blanca. Eran los colores de TPP. “Espero que gane (la presidencia)”, dijo la tía, tras el encuentro. A sus 88 años, Maximiliana tiene la salud resquebrajada, pero ese día “sacó fuerzas de donde no hay (como se dice en Anta)” para conocer y recibir a su famoso sobrino. Cuando la buscamos en su casa al día siguiente fue imposible hablar con ella. Estaba medicada y no podía recibir visitas. “Ella está orgullosa de mi tío. Ojalá que sea presidente”, dice Jofrey. PROMESAS Y CAMPAÑA Pero claro, ese día no todo fue felicidad para Guzmán. Cuando anochecía, recibiría la ácida noticia de la resolución del Jurado Nacional de Elecciones que confirmó el rechazo a los cambios en el estatuto, en la conformación del Tribunal Nacional Electoral y el símbolo partidario. Pese a eso, presidió un concurrido mitin en la emblemática plaza Túpac Amaru del distrito de Wanchaq, en la Ciudad Imperial. La noche de ese jueves habló de la libertad y la felicidad como objetivos principales de su gobierno, ante un promedio de cuatro mil asistentes. Contradicciones Hubo también algo de lo que no quiso hablar. La gente le pedía un pronunciamiento sobre el gas de Camisea, pero solo dijo que construirá la Planta de Fraccionamiento. Ni una palabra sobre la renegociación del contrato de Camisea ni el polo petroquímico que reclaman distintos especialistas en las regiones del sur. Pero he aquí un detalle que parece ser el sello de Guzmán: la contradicción. El candidato había dicho antes que revisaría el contrato del Gasoducto Sur Peruano. Ahora sostiene que los contratos deben respetarse. Desdecirse parece ser tan propio de Guzmán como su sonrisa fácil. Durante su visita, el candidato gastó energías en su ajetreado y positivo recorrido por el Valle Sagrado de los Incas. Desde su partida, en Cusco, cerca de las nueve de la mañana, y durante su paso por Lamay, Calca, Urubamba, Chinchero y Anta estuvo acompañado por una caravana morada de simpatizantes trepados en buses, autos y camionetas. Una ceremonia de pago a la tierra en el museo Inkariy de Calca, tres pequeños mítines en Lamay, Urubamba y Anta, visitas a mercados, recorridos por calles y avenidas, inauguración de dos locales partidarios, y un almuerzo dentro de su vehículo con vista a la hermosa laguna de Sambor, en el límite entre Chinchero y Anta. Todo eso marcó su agitada jornada de campaña. Guzmán llegó a Cusco en medio de una llovizna que pasó a chaparrón en segundos. Partió a Juliaca con un clima similar y tampoco la pasó bien por los rigores del clima. Sus seguidores lo recibieron en el aeropuerto para efectuar un recorrido por las calles, pero tuvo que abandonar el trajín debido a una descompensación. La adversidad del clima contrasta, sin embargo, con lo que viene ocurriendo en las encuestas. Un último sondeo de CPI confirma su crecimiento con un 18%. Parece consolidarse en el segundo lugar. En Tacna, una encuesta de Imac Consultores, cuyo trabajo de campo corresponde a los días 20 y 21 de febrero, lo ubica en el primer lugar, con 17,22%, mientras que Keiko Fujimori tiene 16,89%. Guzmán, por la tarde, reapareció en un mitin en la plaza Laguna Temporal de Juliaca. No obstante, el inicio de la lluvia lo obligó a suspender su discurso. Lo despidió una granizada. En sus mensajes en Puno se autoproclamó el renovador de la política nacional y dijo que por eso lo quieren sacar de la competencia. “Son las elecciones más sucias de los últimos veinte años”, sostuvo, tras enterarse de la ola de tachas que presentaban en su contra en Lima. En Puno apeló al diálogo entre Don Quijote y Sancho Panza: sientes que los perros ladran, señal que avanzamos. Extraña llamada inquieta a Lizárraga La candidata a la segunda vicepresidencia de Todos por el Perú, Carolina Lizárraga, dijo estar muy mortificada debido a un extraño llamado telefónico que recibió su chofer para que asista a una entrevista de trabajo en la Universidad César Vallejo, cita que jamás solicitó. “Le preguntaron si era fulano de tal y si era chofer de resguardo. Luego que mi chofer respondiera positivamente le dijeron que vaya a las 10 de la mañana a esta universidad a ser entrevistado para ocupar un puesto de chofer de resguardo. Cuando le replicó que no había postulado a ningún puesto, le indicaron que no se preocupe y que vaya nomás”, dijo. Lizárraga comprobó que el número de donde llamaron pertenece a dicha universidad. “Todo es raro, yo creo que han querido que él vaya para jalarle la lengua”, acotó.