Disparándose al pie

Primero el expulsado Roberto Vieira, y ahora el expulsable Moisés Guía. Con este segundo grotesco dislate en la bancada oficialista (“la vacancia”), uno tiene que volver a preguntarse cómo seleccionó Pedro Pablo Kuczynski la lista parlamentaria, si acaso fue él. Es una bancada que destaca por sus conflictos internos, y donde los 17 por ningún lado parecen miembros de la misma agrupación. La bancada del Apra en el pasado Congreso fue un cuarteto que mantuvo la disciplina a pesar de las discrepancias, y eso les permitió ser eficientes mucho más allá de su reducido número. Ciertamente daban la impresión de tener un partido detrás. Ese espíritu de cuerpo se ha relajado un poco últimamente, pero esa compostura básica se mantiene. En poco más de seis meses los parlamentarios de PPK han tenido varias trifulcas internas que por momentos parecían ser a muerte. Tanto así que el propio PPK tuvo que llamar a sus congresistas al orden, algo que no ha tenido mucho efecto. Es obvio que no se consideran, como hizo notar Guido Lombardi, “un batallón de soldados”. No es una vida fácil. Al frente del oficialismo está la enorme mayoría de Fuerza Popular, con capacidad de ganar todas las votaciones, libre de ataduras con un Ejecutivo, cohesionada por el antifujimorismo, y una dirigencia aplicada a ganar la elección del 2021. Hay líos internos, pero son discretos, y todavía no están definiendo a la bancada. Pero la gente de PPK en el Congreso como conjunto, es decir con todas las pocas y honrosas excepciones del caso, es prácticamente inútil. Hay algunas iniciativas propias, valiosas incluso, pero la defensa de los proyectos y las posiciones del gobierno es esporádica, por no decir errática. No son soldados, pero parecen en permanente rompan filas. Asoman algunas figuras con obvio liderazgo, como Carlos Bruce, Juan Sheput o Alberto de Belaunde. Pero nunca se sabe a quiénes están liderando. Mercedes Aráoz, cuyo papel natural sería articular la bancada y el Ejecutivo, no logra cumplir la tarea. Es mejor polemista que negociadora. Es en este clima que pueden florecer figuras como Vieira o Guía. Pero quizás estos artistas del exabrupto son un mal menor frente al inmovilismo de buena parte de la bancada.