Guerra sucia en campaña

El agravio está dominando el proceso electoral 2016., Ojalá que el debate de esta noche en Cusco sea un oasis dentro de esta campaña llena de agravios como los que han recrudecido en estos días, permitiendo que se convierta en un intercambio efectivo de ideas entre los equipos técnicos, aunque lo más probable es que, durante las tres semanas que faltan para la votación final, el escenario electoral descienda al nivel de una cloaca. Ese es el telón de fondo de esta campaña, particularmente en la segunda vuelta, en la cual hasta políticos reconocidos por su desempeño público sensato y respetuoso se transforman en energúmenos sin el menor reparo para disparar bajezas que, quizá, les produzcan vergüenza cuando las revisen en el futuro. La idea de que ‘todo vale para ganar’ es lo que seguramente los guía por ahora, en un contexto en el que no debiera escapar que el Perú se está convirtiendo, aceleradamente, en una sociedad cada vez más violenta. La expresión más extrema de ello es la rapidez con que los asaltantes de hoy liquidan, sin miramientos, a la persona a la que están robando si esta opone la menor resistencia al arranche de su teléfono celular. No son hechos directamente vinculados, pero un ambiente político en el que el agravio está en la punta de la lengua, contribuye a construir un espacio general violento, que se replica en las calles, en las pistas, y en la vida cotidiana de los peruanos. Volviendo a la campaña, no es claro si los agravios terminan afectando más al que los recibe que al que los lanza. Según la última encuesta de Datum, el 50% cree que Keiko Fujimori como Pedro Pablo Kuczynski han puesto el ataque por encima de la propuesta durante la segunda vuelta. Nadie espera que una segunda vuelta sea un lecho de rosas, pero aun una campaña tan apretada como esta no tiene por qué descender a lo que estamos observando. De paso, aunque pareciera que Keiko Fujimori está sacándole una ventaja a PPK que, sin ser tan grande, es relevante cuando solo faltan tres domingos para la votación, especialmente en el Perú, como decía esa leyenda del béisbol Yogi Berra, “esto no se acaba hasta que se acaba”. Finalmente, en el marco de la violencia con que se desarrolla esta campaña electoral, es claro que uno de sus aspectos más deplorables son los ‘fujitrolls’ que inundan de estiércol las redes y que ahora han sido desenmascarados, pero ni toda esa basura debiera impedir resaltar que, a pesar de ellos, esas mismas redes le están dando al ciudadano bien intencionado un protagonismo político que ojalá crezca en el futuro.