Instantáneas de la calle

(@elzejo) En la poesía no hay lugar dónde ocultarse: es una expresión que salta del alma sin reparo ni explicación. En la poesía, uno es absolutamente sincero, sin pensarlo, siquiera. Solo he sentido ese nivel de franqueza, tanto en la escritura e improvisación poética o en el ejercicio de esta columna o en la relación con mi pequeño hijo. Eso te conté el viernes pasado, Renato, ¿recuerdas? Nos encontrábamos tristes, comparando quién se cargaba más penas y nostalgias en el pecho. Ese estado es común en nosotros ante la disconformidad con el mundo que nos ha tocado vivir (así nos separen treinta años de experiencia): es imposible sonreír ante lo que ocurre en Siria, en Irak, en la diáspora de los migrantes, en las mujeres esterilizadas en nuestra patria, etcétera. Lima se ha convertido en una sociedad convulsa, agresiva, prejuiciosa y perjuiciosa. Sus individuos son hostiles, en su mayoría, desde quienes se transportan en el Metropolitano, en las combis o simplemente caminando. Todos se tropiezan unos con otros, se dan codazos, se tutean sin conocerse... hasta insultarse. Aunque, Renato, vale reconocer que lo que has hecho: dirigir tres ediciones del Festival Internacional de Poesía de Lima; el último, con 105 poetas de treinta países diferentes, resulta un esfuerzo invalorable. Has contado con un equipo notable: personas comprometidas con la movilización cívica a través del arte. Eres un hombre de mundo: tu poesía se ha trasladado por todos los continentes aunque nadie sepa aquí de tu labor. Conoces a personas como Yevgueni Yevtushenko, Cees Nooteboom, Jack Hirschman, Paco Ibáñez y tantos otros. Me falta mucho todavía, de lo que tú has podido cosechar. He cumplido sueños específicos como entrevistar a John Malkovich (mi actor preferido), aprender a improvisar poesía gracias a Alexis Díaz Pimienta y José Luis Mejía o, recientemente, ir a un penal a hablar de poesía. He vivido con la terquedad de salir del país solo por mi arte (si cabe el término) y recién he logrado viajar desde hace tres años con presentaciones regionales y luego a Europa. Veo en ti a un modelo. Por ello, pese a las condiciones del mundo, hay que seguir adelante con lo que sentimos y creemos, quizás, sin remedio.