Había un plan para el golpe

Gustavo Gorriti Se dice que el golpe tuvo que llevarse a cabo porque el Congreso no quiso cooperar con las medidas que presentó el Ejecutivo. Pero hubo senadores y diputados que buscaron hallar puntos comunes para una acción eficaz de defensa interna frente a Sendero Luminoso. Buscaron un acercamiento. En un viaje a Asia, no mucho antes del golpe, coincidieron en el avión Alberto Fujimori y Felipe Osterling, que entonces era presidente del Senado, y quien trató de aprovechar esa ocasión para conversar. Pero Fujimori se hizo el dormido todo el tiempo, no dio el menor pie para hablar; y luego de eso no trató de buscar un diálogo con el Congreso. A Fujimori no le interesaba en absoluto hacerlo porque solo necesitaba un pretexto para dar el golpe. Tenían un plan y una fecha. El plan que se ejecutó el 5 de abril de 1992 era el mismo que se preparó para dar un golpe a Alan García, tanto así que se detuvo a personas que tenían poder o significación afines del gobierno aprista y no en 1992, como Luis Negreiros o Abel Salinas. Sacaron ese plan de la mesa y lo alistaron para ejecutarlo en su momento. La decisión se tomó a fines de 1990 o inicios de 1991. No tuvo nada que ver con la situación que se vivía sino con el deseo de afirmarse en el poder y llevar a cabo un proyecto dictatorial de larga duración. Quien planteó hacerlo, y que estaba plenamente al tanto de la conspiración anterior, fue Vladimiro Montesinos. Logró la anuencia de Fujimori que entró al esquema golpista y llevó a cabo todas las estratagemas para hacerlo en su momento, con todo lo que vino después. Para que no vuelva a ocurrir hay que mantener una historia clara, que muestre la verdad, y no se haga una construcción ficticia de los hechos para lavar reputaciones infectas. Esto se aplica al golpe de Estado del fujimorismo, a la cleptocracia corrupta que lo siguió y saqueó el país los años siguientes. (*)Periodista de investigación. Director de idl-reporteros