De la “omisión” a la “coautoría”

Si algo ha revelado la doble vida académica del candidato César Acuña es que imaginación para inventar cuentos y no asumir responsabilidad por sus actos no le faltan. Llamar “omisiones” a los plagios encontrados, ya no solo en su tesis doctoral en la Universidad Complutense, sino también en su tesis de maestría en la Universidad de Lima, revela una creatividad digna de mejores causas que la Presidencia de la República. El hombre es, pues, un artista del engaño. Habría que esperar que el pueblo lo premie o lo castigue. Más probable, sin embargo, será lo segundo después de escuchar el pesar del profesor jubilado Otoniel Alvarado –Palmas Magisteriales, por si fuera poco– luego de escuchar que César Acuña se autodenominara “coautor” de su libro. El profesor Alvarado publicó su libro “Política Educativa” en 1999. Su ex alumno en la Universidad de Lima, César Acuña, le ofreció gratuitamente imprimir 500 ejemplares de su libro en una segunda edición. Alvarado, complacido aceptó. Sin embargo, el 2002, César Acuña publicó el libro como propio. Lo más descarado está en los detalles. El sacerdote jesuita, Ricardo Morales, una autoridad en el magisterio con una vida dedicada a los colegios de Fe y Alegría, dedicaba un prólogo elogioso a la obra del profesor Otoniel Alvarado. ¿Qué hace Acuña “el coautor”? Tacha el nombre del verdadero autor en el prólogo y pone el suyo. ¿Fácil no? Mentiroso, es poco adjetivo. El libro plagiado no está incluido en la Hoja de Vida del candidato presidencial (lo estuvo en una versión anterior que Acuña presentó cuando postuló al Congreso), por lo que, formalmente, el JNE no puede descalificarlo por mentir en este preciso hecho. Pero marca una línea de conducta que corrobora que su tesis doctoral (esta sí declarada en su Hoja de Vida) es un plagio y, por tanto, nula. Y lo que es nulo no nació. En consecuencia, con o sin declaración de la Universidad Complutense (cuyo actual desprestigio hace poco probable una resolución próxima) el JNE puede, siendo la máxima autoridad electoral del Perú, considerar el tema de fondo: ¿Acuña presentó información falsa en su declaración? Yo creo que sí. Acuña no puede alegar ignorancia en un hecho doloso del cual él sí es el autor. Curiosamente, esa es la única autoría que no reclama. El plagio es intencional, no una “omisión” involuntaria. Puede que tenga un papel, pero no los requisitos para ser doctor. Título que, además, no necesita para ser Presidente. La vanidad lo ganó. Julio Guzmán está en problemas por otro tipo de omisiones. Graves, en la medida en que prueban que la famosa “democracia interna” de los partidos no es más que una ficción exigida por ley y que las formalidades de esta no han servido ni para apuntalarla. Sin embargo, Guzmán no sacó a nadie de carrera en unas elecciones internas de su partido, porque este, como tal, es otra ficción, esta sí tolerada por la misma ley. Siendo candidato único, ¿puede pesar más la forma que el fondo? Creí que por dignidad, Acuña renunciaría el primer día. El protocolo de redención del plagiario exige renuncia, pedido de disculpas y reparaciones a los agraviados. Solo así puede volver a salir a la calle, si es que puede. Pero no, dignidad, no hay. Y en la lista de nombres que acompaña a Acuña, ¿tampoco queda un poquito de dignidad? ¿O se comen el cuento de las omisiones y la coautoría? Townsend, Lay, Iberico, Andrade ¿se quedan de apañadores? ¿Favre le inventa las excusas? ¿Francisco Miró Quesada y Beatriz Merino le arreglan el desprestigio dentro de sus negocios universitarios? Justicia y legalidad no son lo mismo. En justicia, Acuña debería salir de carrera y Guzmán quedarse. ¿En la ley? ¿Quedarse los dos? Veremos de qué está hecho el JNE cuando está a prueba..