Estrellas del galope peruano

Doce de los jinetes nacionales más exitosos de los últimos tiempos midieron fuerzas el martes pasado, en el Hipódromo de Monterrico. Juntos suman 35 mil carreras ganadas y 740 millones de dólares en premios. Fue como ver al Barcelona a caballo.,Estrellas del galope peruano,Estrellas del galope peruano,Estrellas del galope peruano,Estrellas del galope peruano,Una cincuentona de cabello negro azabache está dando saltitos. Atenaza entre sus manos el motivo: cuatro postales con los autógrafos de Miguel Mena, Adolfo Morales, Fernando de la Cruz y Edgar Prado. Se los enseña a su hijo, un quinceañero delgado, con tanta efusividad que pareciera enrostrarle su dicha. Afuera del Hipódromo de Monterrico, son un cartón cualquiera. Adentro, figuritas doradas, únicas y valiosas. PUEDES VER: El reto de ser Jackie Es la tarde del martes, en el coloso de Surco. Las frentes goteando y los polos empapados que pueblan las graderías son el otro paisaje de este verano que sancocha; y a la vez la constatación de que la pasión es la única brasa por la que vale la pena quemarse. Solo así se entiende los centenares de amantes de la hípica que se han reunido un día de semana bajo 32 grados. Después de cinco años de líos dirigenciales, se disputará la séptima edición de la Copa Robalca. El torneo es un doble homenaje: a Roberto Álvarez Calderón 'Robalca', histórico periodista hípico, fallecido en el 2006, y a doce de las mejores fustas peruanas, nueve de ellas provenientes de los Estados Unidos. No es un bluff. Allí se encuentra, posando para los selfies, Edgar Prado (49 años; 1.61 m), ganador del mítico Derby de Kentucky y primer jockey peruano en superar los US$ 250 millones en premios. A su lado, en la misma hilera, firmando dedicatorias, Rafael Bejarano (34 años; 1.58 m), líder absoluto del circuito de California, y Jacinto Herrera (45 años; 1.61 m), cuatro veces vencedor del 'Carlos Pellegrini' en Argentina. Son las leyendas, pero no los favoritos necesariamente. Las apuestas, que se cerraron a las 3:05 p.m., antes de la primera de las cuatro carreras, han depositado su confianza y sus soles en Edwin Talaverano (47 años; 1.59 m), récord nacional de triunfos en un año (286 carreras en 1991); Alan García (31 años; 1.58 m), jockey de infausto nombre que ha enderezado su suerte con triunfos en Nueva York y Dubái; y Carlos Trujillo (33 años; 1.60 m), monarca indiscutido de Monterrico en los últimos nueve años, marca que ha sabido atenuar el morbo de su antiguo noviazgo con el metro ochenta de Karen Schwarz. Tipos pequeños muy pero muy grandes. Figuritas doradas. El brillo de la sorpresa Son las cuatro y media, y los doce jockeys rodean a cinco muchachos sobre un pequeño espacio de césped sintético al ras de la pista de arena. El torneo ha coincidido con la graduación de la nueva promoción de la escuela de jinetes, y la organización ha aprovechado para provocar un espaldarazo. El maestro de ceremonias lanza tantos elogios que inventa adjetivos. De pronto, David Cora (40 años; 1.55 m), uno de los jockeys más menudos, se tambalea, cabizbajo. Sus compañeros lo sostienen, y un auxiliar se lo lleva de inmediato a los camerinos. “Ha sido el sauna, seguro”, comentan algunos apostadores. “Estuvo más de dos horas. Se le pasó la mano al 'Chato'”, añade uno haciendo gala de su información confidencial. Adolfo Morales (46 años; 1.64m), vencedor de la primera carrera e hijo de Arturo Morales, jinete de Santorín, el purasangre más laureado de la hípica peruana, me dirá después que solo se trató del cambio de clima abrupto de menos cero grados en Pensilvania a la sensación térmica de 35 grados en Lima. Lo cierto es que Cora no va más. Juan Eugenio Enríquez (22 años; 1.64m), a quien apodan el 'Cachorro', será su reemplazo. La ceremonia concluye, y todos trotan hacia las caballerizas. No hay tiempo para más especulaciones. La trompeta da la clarinada: empieza el desfile de los caballos, y con él la maldad y el ingenio de quienes los bautizaron. A trote pausado avanza 'Peluchín', 'Súper Pegasus', y 'Erick El Rojo'. Un animador farandulero, un héroe de dibujo animado y un vikingo sanguinario. Todos de cuatro patas y con más de 500 kilos. El último en aparecer es Pacaembú, hasta hace poco caballo de Paolo Guerrero. Aun así, el comentario que figura en los pronósticos entusiasma tanto como una maratón de La Hora N: “Por ahora no”. Los triunfos de Adolfo Morales y Miguel Mena (30 años; 1.70 m), a quienes pocos daban como favoritos, han puesto todo en suspenso. Diez minutos pasada las cinco arranca la séptima carrera de la jornada y la tercera de la Copa Robalca. Rafael Bejarano encima de 'Mr. Humberto' adelanta, despegándose rápidamente del pelotón. 'Schaker' (Alan García, 'El Bueno') y Quarter Pound (Edwin Talaverano) apuntalan, pero el dominio es abrumador. Bejarano va derechito a la meta, cuando Pacaembú comienza a atropellar. 'Mr. Humberto' se agarrota y disminuye sus revoluciones. Pacaembú mantiene el ritmo, y vence, provocando una leve lluvia de botellas en las graderías. Y un puñado de propietarios, cubiertos de oro, que parecen masticar tabaco. El brillo de la sorpresa cubre a Juan Eugenio Enríquez y Pacaembú. Podio compartido Pablo Morales (28 años; 1.63 m) es el único jockey que se marchó del Perú sin correr en Monterrico. Debutó a los quince años, indocumentado y con bozo, en Arequipa, en el Hipódromo de Porongoche para obtener el permiso y competir profesionalmente en los Estados Unidos. Pablo no vivió su infancia en el Hipódromo pero cumple con el requisito sanguíneo: abuelo jinete, padre jinete, hermano jinete, tío jinete y primo jinete, como Adolfo Morales. A pesar de compartir suelo 'gringo', se han reencontrado después de doce años. Adolfo compite en Arizona, y Pablo en Tampa. A un cuarto de hora de la cuarta y última carrera, los jockeys bromean en los camerinos. La rivalidad no da señales. Y no hay por dónde: todos se encuentran en plena competencia, en sus circuitos, de ahí que hayan acordado este martes, su único día disponible. Ninguno está cobrando. Solo hospedaje y pasajes, como corresponde. Y una bolsa de diez mil dólares, simbólica para los US$ 740 millones que acumulan en premios. La trompeta resuena otra vez. Pablo Morales conversa con el preparador, y se monta en 'Frank the tank'. La fanaticada aguarda una épica de Edgar Prado o Talaverano. A las 6:05 p.m., en el único lugar donde el peruano conoce la puntualidad, empieza la carrera de 1,600 metros. 'Elbrus' (Rafael Bejarano) y 'Toto Terry' (Miguel Mena) lucen imparables. La gloria les pertenece. Sin embargo, 'Frank the tank' permanece expectante. En los últimos 300 metros, peinan las vallas de palos, donde las 'rodadas' (caída del caballo) acechan. 'Frank the tank' arremete, mientras los demás se aguantan. El final: victoria por un cuerpo de ventaja, y triple empate en el primer lugar: Miguel Mena, Juan Eugenio Enríquez y Pablo Morales, el experimentado debutante. “Todo deporte necesita estrellas. El fútbol tiene a Messi y Cristiano Ronaldo, nosotros a Prado, Bejarano y una camada que quiere emularlos”, dice Fernando Valdizán, exjockey y comentarista de ESPN. El champagne se descorcha, y el papel picado se esparce. Aún hay tiempo para un autógrafo.