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Domingo

Carla Gutiérrez: "El feminismo de Frida no es de heroínas, no es perfecto"

Entrevista. La cineasta radicada en Estados Unidos, es la primera peruana en ganar el premio de edición en Sundance. Su película sobre Frida Kahlo inauguró el Festival de Cine de Lima.

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La peruana Carla Gutiérrez dirigió el documental estadounidense Frida. | Marco Cotrina/La República

"Tengo la esperanza de que no gane Donald Trump”, dice Carla Gutiérrez, directora peruana que emigró a los 14 años a Estados Unidos, donde hizo carrera como editora. “Quería estudiar en la UNI, quería ser ingeniera”, cuenta y se disculpa porque cree que tiene "el (idioma)español" de una adolescente.

Su padre estuvo involucrado en la política desde los 70 y su madre es asistenta social. “Muchos profesionales salieron por el ‘fujishock’, pero en nuestro caso fue distinto. Mi papá fue a hacer una maestría y mi madre podía trabajar y le ofrecieron la green card, cosa que ahora no sucede. Mi hermana y yo estudiamos en universidades en las que íbamos a pagar menos que acá y así fue que mi familia terminó quedándose”.

          Frida, el documental estadounidense que se puede ver en Prime, es su primer trabajo como directora. Este año, en Sundance, ganó el premio de edición en la categoría documental. Poco antes de la inauguración del Festival de Cine de Lima, nos habló de la película en la que utiliza animación y le da voz a la pintora mexicana a través de sus cartas y entrevistas. “Nuestras creaciones solo pueden ser posibles con la libertad de tomar riesgos y explorar nuestra voz como artistas sin límites, sin restricciones y sin censura”, dijo tras el abucheo a la ministra Leslie Urteaga.

¿Por qué terminas estudiando cine?

 Siempre tuve un interés por las artes, tomaba clases de artes plásticas y de literatura latinoamericana. También tuve ese interés de justicia social, eso fue muy marcado por mis padres y estaba buscando la manera de unir todos esos intereses.

¿Te viste en ese cuadro?

¡Me vi totalmente a mí misma! Venía de una familia progresista y era complicado decidir estar en Estados Unidos. Allá son muchos mundos, hay mucho progresismo, mucho trabajo que hacer, muchas oportunidades, pero también es el centro del capitalismo... es un poco las emociones que sentía Frida. Y voy a ser sincera: en Perú éramos clase media baja. Éramos de esas familias que tienen suficiente para comer, pero que tienen que medirse para los estudios ¿no? Pero de todas maneras no sentí discriminación, vengo de una familia bastante educada y soy una peruana blanca. Pero allá era vista como “otra”, como “nos están invadiendo” o “no es superinteligente”. Te hacían sentir que si llegaste a esa universidad muy buena era por ser latina, no por el talento.

¿Antes de ver la pintura ‘Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos’ ya pensabas en Frida como referente?

No, yo realmente la descubrí con esa pintura y lo recuerdo bien clarito. Estaba una tarde en la universidad y me perdí en el laberinto de la biblioteca, me estaba distrayendo y había libros de arte. Abrí uno de pintores latinoamericanos y la descubrí. Sabía que existía, pero no había visto sus pinturas al detalle.

Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos - Frida Kahlo — Google Arts & Culture

¿Y llegaste a dudar de tu trabajo? Es decir, realmente te sentías una “cuota”.

Esa es una cosa que internalizamos los inmigrantes y también la gente negra en Estados Unidos. Te dicen siempre: “Acá solo estás porque eres una cuota”. Y esa es una pregunta que siempre he tenido, o sea, cuando he avanzado en mi carrera o cuando me invitaban a ser jurado de Sundance, era como: “¿Me están invitando porque necesitan una latina?”. Es triste, pero también nos cuestionamos nosotros y a la vez seguimos empujando para avanzar y mostrar que pertenecemos a esos espacios.

Hay un tema con Frida. ¿Se preguntó si pertenecía al mismo lugar de Diego Rivera?

Yo creo que sí. Frida en Estados Unidos era muy consciente de cómo la miraban y fue muy graciosa porque tomó ese interés en ella, de ser exótica, sexy –así la veían los ricachones neoyorquinos, los que estaban patrocinando a Diego– y se divirtió un poco con eso. Tomó lo que esa gente veía en ella así: “Están interesados en mi ropa indígena mexicana, te la voy a mostrar más”. Fue tomar el poder de su propia imagen, de cómo la iban a ver y de exagerarlo.

 En el documental se habla más de la mujer que de la artista. ¿Asistiría a la alfombra roja o solo buscaría comunicarse contigo?

(Ríe) Ella está en dos extremos. Uno: se reiría mucho, le encantaría la película porque hemos tomado los riesgos que ella tomaba, en su arte y en su vida. Dos: estaría insultándome (carcajada). Sí, se comunicaría conmigo.

Estuve leyendo la buena crítica de la prensa mexicana. ¿Te preocupaba el recibimiento del documental teniendo en cuenta que puede ser un ícono intocable?

Yo sentía, al principio, una cercanía al universo que creó Frida. Por ejemplo, su decisión de hablar del catolicismo, de esas preguntas de niños: “¿La virgen es realmente virgen?” (sonríe). Ella era una rebelde de niña en esa sociedad en la que, a veces, las mujeres tienen bastante presión por la religión. Tuve que hacer mucha investigación para aprender de la época y de México, porque tuvo una historia distinta a la de Perú y, claro, quería involucrar al talento mexicano, la mayoría del equipo es mexicano.

Más del 90 por ciento son mujeres en producción, sonido, intérpretes. ¿Fue intencional?

Es muy lindo trabajar con mujeres y los hombres que conseguimos eran diferentes, no se intimidaban de tener tantas mujeres de poder alrededor. Además, esta película era una visión feminista de Frida. Queríamos tener conversaciones que son centradas en nuestra experiencia como mujeres. Los hombres que trabajaron son muy aliados, especialmente mi supervisor de edición, él nos dio el lema de la película. No existía como término, pero no es un feminismo perfecto ni de héroes feministas, es un feminismo complejo, difícil.

Frida dice: “Nunca aceptaré dinero de ningún hombre hasta que me muera”. Pero esa idea de independencia no fue perfecta, ¿no?

Sí, y se trata de aceptar nuestra fragilidad. Ella amó de una manera a veces tóxica a Diego, pero lo hizo. Cuando era adolescente, aceptó que quería disfrutar el placer y eso, creo, que para muchas es difícil de hacer, ¿no? Y ella era de esas personas que no se sienten del género femenino o masculino. Quién sabe cómo se hubiera definido si esos términos hubieran existido, porque definitivamente se mostraba muy masculina, ella se sentía sexy de esa manera.

¿Era una mujer realmente libre?

¡Ah! Era… bueno, eso no nos gustó, pero era algo que queríamos explorar en la película. O sea, ¿es ser libre tener tanta presión de tener un hijo? ¿A él no le importa eso? Al final de cuentas era una relación muy libre, pero ¿fue libre impuesta por él? ¿Estaba bajo su sombra?

¿Y a qué conclusión llegaste? En el documental la muestras vulnerable.

Sí, para ellos fue muy difícil perseguir esa libertad. Pensamos en ella como totalmente libre, pero sufrió mucho. La añoranza que yo tenía era mostrar a la humana. A mí las películas que me gustan son las que no tienen un final feliz, con ya todo resuelto. Pero creo que ella murió sabiendo muy bien cuál era su voz y encontró un refugio en la pintura.

Hablando de libertad, llegas a Lima cuando podría aprobarse una nueva ley y se habla de censura desde el Ejecutivo y Legislativo.

La censura ha sucedido en otros países. En los documentales no hay apoyo de financiamiento para historias difíciles y que no tengan famosos. Cualquier intento de censura es muy triste. Esas conversaciones han pasado en el Congreso de EEUU también; es muy posible que (con Trump) quieran quitar todo el financiamiento, así que estamos en las mismas. Yo no sé si hubiera logrado ser cineasta si hubiera estado en Perú, aunque quién sabe. ¿Si estuviera protestando? Supongo que sí (sonríe).

¿Tienes algún proyecto pendiente aquí?

Nunca antes había pensado verme dirigiendo ficción y ahora lo estoy pensando. Así que si habría una oportunidad, me encantaría. Yo me estoy guiando por el corazón para poder contar una historia.

Datos:

Nominada al Emmy. Carla Gutiérrez editó Chavela (de la cantante costarricense-mexicana), RGB (sobre la jueza Ruth Bader Ginsburg) y Julia (acerca de Julia Child). Llegó a Lima como jurado del Festival de Cine de Lima.

Ópera prima. Compró 150 libros sobre Frida y accedió a su archivo, a su herencia artística en México. “Ahora le llamamos feminismo a lo que ella hizo con su voz”, comenta la directora.

Autorretrato. El cuadro sobre la inmigración fue el punto de partida para el documental. La cinta tuvo buena recepción de la crítica internacional.

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