Luis Bedoya, testigo protegido de la Fiscalía de Nueva York que investiga una red de corrupción en la FIFA, reconoció su participación en la ruleta de sobornos e implicó a varios dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).,El ex presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya, testificó ante el tribunal de Nueva York que a inicios del 2010 tanto él como otros cinco presidentes de las federaciones de Perú, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Bolivia, acordaron aceptar una coima de un millón de dólares para cada uno a cambio de direccionar los derechos de transmisión de la Copa América 2011, que se jugó en Argentina. Durante la audiencia de hoy en la mañana, el ex dirigente colombiano incriminó a Manuel Burga y al ex jefe de la Federación Paraguaya de Fútbol, Juan Ángel Napout e haber aceptado sobornos en coordinación con él. Burga y Napout son juzgados en una corte federal de Brooklyn, Nueva York, junto con el ex presidente de la Confederación de Fútbol de Brasil, José María Marín, por los presuntos delitos financieros como el fraude electrónico, el lavado de dinero y el crimen organizado. Bedoya reveló que el contrato con la empresa argentina Full Play Group, encargada de distribuir los derechos de televisión de numerosos eventos del deporte, fue sucrito durante el Congreso de la FIFA en Sudáfrica, en 2010. Además Bedoya explicó que en conversaciones anteriores Burga dijo que “no sabía cómo recibir dinero de ese tipo” y que a Napout le preocupaba “no ser expuesto”. El periodista Ken Besinger, que sigue paso a paso las audiencias judiciales, comunicó por sus cuentas en redes sociales que “el grupo de los seis países se conformó en el año 2008, pero no fue hasta 2010 que el plan para tomar la Copa América llegó a su atención, de la mano de Mariano Jinkis, copropietario de Full Play”. El colombiano Luis Bedoya tenía una relación antigua con Full Play debido a que esta empresa ya había comercializado algunos amistosos de la selección de su país. Jinkis le dijo a Bedoya que Full Play era capaz de realizar mejores negocios con la Copa América que Traffic, empresa de Brasil que poseía el control de los derechos al torneo. El argentino Mariano Jinkis persuadió a Bedoya diciéndole que cada presidente de los seis países podría recibir algo "personal" si el contrato prosperaba. "Se habló de que podría ser de un millón de dólares, un millón para cada presidente, pagado en dos cuotas de 500 mil dólares”, atestiguó Bedoya hoy en el mega juicio de corrupción de la FIFA.