En un año en que las distintas industrias culturales fueron golpeadas por la pandemia del coronavirus, muchos artistas han optado por la autogestión para sobrevivir. Las editoriales independientes y feriantes, que difícilmente encuentran lugares donde difundir sus trabajos, ven en la Antifil un espacio de resistencia y colaboración. Y esta feria alternativa, que inició en 2015, no les da la espalda.
En este 2020 y con cinco años de fundación, la Antifil llegará de forma virtual con distintos artistas y autores de Perú y Latinoamérica en una apuesta digital acorde al contexto actual, pero también con las dificultades logísticas y económicas que representa organizar una feria independiente, que ya se abre camino en el panorama cultural internacional.
La feria que se realizará del 11 al 15 de noviembre podrá seguirse a través de sus redes sociales y ofrecerá más de 100 actividades gratuitas, como conferencias, talleres y conciertos de artistas latinoamericanos y de España. Participarán escritores como el chileno Alberto Fuguet, la argentina Martina Cruz, el pote puertorriqueño Raquel Salas Rivera y, en el caso de Perú, Claudia Salazar Jiménez y Micaela Chirif, entre otros.
En sus últimas ediciones la Antifil se realizó en la Asociación Guadalupana, pero este año tuvo que dar su salto a las plataformas digitales. Foto: Difusión
Conversamos con Victoria Mallorga, parte del equipo organizador y coordinadora del área de Literatura, para que nos comente acerca del desarrollo que ha tenido la feria en sus cinco años, cuál es la proyección y qué nos espera en esta edición 2020 de la Antifil.
- ¿Cómo nació la idea de crear la Antifil?
La Antifil nace en un contexto en el que la Feria del Libro subió sus precios de ingreso. Surgió con la intención de hacer que la cultura sea más democrática. Ese siempre ha sido uno de nuestros ejes principales porque las editoriales independientes, los fanzineros y los libreros cartoneros no llegan a tener suficiente público. Muchas veces porque es difícil costear los precios de las ferias oficiales, por así llamarlas.
La idea fue crear un espacio más horizontal que pudiera darle cabida a todas estas voces independientes, no solamente a editoriales, sino también a creadores, talleristas y personas que venían con distintos proyectos interdisciplinarios (fotografía, música y artes escénicas).
Todo esto es lo que hace a la feria tan bonita, que haya en simultáneo todas estas actividades que buscan enfocar a todos estos tipos de artistas y dar a conocer las distintas voces en Latinoamérica. De ahí surge el concepto de la Antifil.
- En estos cinco años, ¿cuál ha sido el apoyo de instituciones a su propuesta?
Nosotros trabajamos con bastantes colectivos e instituciones como la Asociación Guadalupana, que nos ha dado su espacio, y también al Ministerio del Cultura en las últimas ediciones. Este tipo de apoyo hace posible la feria porque la autogestión es muy sufrida en ese sentido (económico).
Otros años organizamos varios eventos de recaudación, como el antifest o los antitonazos que reciben bastante acogida, pero aún así siempre se debe estar calculando cuánto hemos ganado y si llegamos al punto de poder costear algunas cosas durante la feria. Entonces, el apoyo de una institución como el Mincul es fundamental para que las ferias independientes continúen.
- ¿Cómo se organiza una feria independiente, con las dificultades económicas y logísticas que conlleva?
Lo bueno es que la Antifil es como un pulpo. Tenemos varias áreas y cada una se encarga de sus artistas. Eso es lo bueno de separar las cosas porque uno se puede concentrar completamente en su área y disminuye las complejidades de coordinar entre horarios.
Generalmente comenzamos a trabajar meses antes de que inicie la feria, desde el punto de plantear una posible programación, gestionar dónde y cómo va a ser, quiénes serán los invitados y qué proyectos se enfocarán en cada edición. Por ejemplo, este año vamos a tener un conversatorio sobre neurodivergencias porque hemos sentido que ese es un aspecto que falta enfocarse.
Precisamente, por ello es que se piensan los ejes y temas para que luego, con algunas ideas más concretas, se lance la convocatoria y empezar el proceso de organización, buscando ser lo más diversos posibles. La paridad siempre ha sido importante para nosotros. Acá no puede pasar que una mesa este completamente llena de hombres porque ese es uno de los principios de la Antifil.
Este año la complicación se ha dado en que tuvimos que conseguir cuentas de Zoom pagadas y otras cosas de la digitalización que son un poco más complicadas, como las pruebas de sonido. Justamente por el hecho de que van realizarse una serie de actividades consecutivas hay una cuestión de operatividad que normalmente cuando es presencial no se necesita, pero esto será también lo bonito de organizar esta edición.
- ¿Cuántas personas están detrás de la organización del Antifil?
Por lo menos seremos unas 15 o 20 personas como jefes de áreas, pero entre las personas que nos apoyan somos un grupo relativamente grande y eso es lo que nos permite delegar cosas y sortear algunos problemas que se presenten.
- La Antifil está consiguiendo en los últimos años una gran proyección internacional, ¿cuál es la apuesta en ese sentido?
El corazón de la Antifil siempre serán las voces independientes. Por eso nos gusta juntarnos con directores que tienen proyectos sociales interesantes y diversos. La proyección es seguir en ese camino y mantener esa visión de autogestión, pero también poder enfocar a más voces a lo largo de Latinoamérica.
Nos gusta la idea de que la Antifil sea una feria latinoamericana, que sea un proyecto que muestre distintas facetas de varios países en trabajo colaborativo. Es por esa la razón de que tenemos tantos conversatorios con temas que trascienden las fronteras, para crear espacios de diálogo que aspiren a más allá de nuestro pequeño rincón.
- Uno de los atractivos de la Antifil era poder conseguir fanzines o libros independientes que no se encuentran en librerías, ¿cómo han trabajado con los autores o editoriales para la venta de sus productos?
Estamos trabajando con feriantes, tenemos 20 editoriales peruanas, seis fanzineras y muchos otros proyectos diversos. El proceso de armar la tienda consistió en elaborar junto a las editoriales un catálogo para que las personas puedan comprar directamente por la web antifil.mitienda.pe hasta que termine la feria.
Luego habrán dos fechas de envío, el 20 y 21 de noviembre; porque la idea es que esta venta, que va a ser paralela a la feria y que comenzó el 1 de noviembre, sea también una forma de dar visibilidad a los artistas. Lo más interesante es que en una sola página puedes comprar de distintas editoriales y se te enviará en un solo delivery. Tenemos como siempre, fanzines, cuadros y merchandising de la Antifil porque la idea es también mantener una presencia de feriantes.
- ¿Qué nos espera en la Antifil para esta edición 2020?
Yo en lo personal estoy súper emocionada. La Antifil este año tiene varios proyectos y muy diversos, hemos aprovechado el hecho de que sea virtual para tener voces que probablemente en otras ocasiones no tendrían chance de poder estar en el Perú y en esta feria. Tenemos recitales latinoamericanos e iberoamericanos y obras teatrales.
Lo de este año lo definiría como resistencia. Incluso con todas las contrariedades que han ocurrido y las malas noticias, la autogestión sigue resistiendo. Lo que vamos a tener este año es una feria súper diversa de personas que han puesto todo su punche para sacarlo adelante con muchas sorpresas para todas las personas, desde los talleres del Antifilito, que serán de collage y freestyle, a otros más “complejos” como los de autodefensa y ciberacoso.
- Estas son algunas de las actividades gratuitas en las que podrás participar este año, puedes acceder al programa completo en la página web antifil.pe: