Miguel Arribasplata. El escritor presenta hoy La niña de nuestros ojos, una novela sobre los años de violencia en donde se expone el accionar de subversivos y la contrainsurgencia.,“Tuve que hallar un lenguaje para narrar la guerra” ,La novela no presenta a un personaje sino a un comando senderista con una misión, que termina fundando el horror. La niña de nuestros ojos, novela de Miguel Arribasplata, expone la experiencia brutal que fueron los años de la violencia, de los subversivos y de las fuerzas contrainsurgentes, y en medio, como víctimas, los comuneros o campesinos. La novela se presenta hoy en La Cantuta. ¿Inspiración o tuvo fuentes? Fuentes y muy bien definidas. Es una especie de crónica novelada, porque tiene los argumentos de crónica, pero está entrecruzada con la parte ficcional. PUEDES VER “No creo en el Perú profundo” Está el accionar de los senderistas, los militares , rondas campesinas y campesinos, ¿has querido equilibrar la visión? Sí, esa idea me propuse. Yo quisiera aclarar eso. Nosotros somos gente del 70 y 80. Como estudiantes universitarios estábamos sumergidos en la izquierda. Entonces, en ese tiempo, el lenguaje político era de esa facción, bien politizado con el sentido del comunismo, marxismo, leninismo, maoísmo y mariateguismo. Yo me he movido en medio de ese lenguaje. Para mí, en una novela el lenguaje lo es todo. Guimaraes Rosa me enseñó con El gran sertón: Veredas que para escribir sobre la guerra, no necesariamente se tiene que hacer sanguinariamente, sino también poetizando, humanizando. El lenguaje de su novela tiene un registro político militar. ¿Cómo resolvió ese tema? Ese fue el gran problema de esta novela, me demoré 13 años. Le mostré a Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y al crítico Manuel Jesús Baquerizo, quienes me dijeron que eso no era lenguaje de una novela política y menos de una novela de guerra. Me puse a leer novelas sobre guerras, manuales de guerras y guerrillas, de inteligencia militar, libros marxistas, discursos y diario del Che. Con todas esas lecturas, más mi experiencia del lenguaje oral de los 70, hilvané el lenguaje de esta novela. Tuve que hallar un lenguaje para narrar la guerra. ¿No ha influenciado el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación? No. Yo no había leído el informe de la comisión cuando escribí la novela. Manuel Jesús Baquerizo me orientó. Miguel Gutiérrez también me encausó, me dijo que escribir este tipo de novela era un peligro, pues me podía salir un panfleto. Y también apologista... Como un apologista también. Entonces, para equilibrar eso, yo me puse en el vestido de todos los personajes. Cuando escribía sobre el grupo subversivo, me sentía senderista; cuando escribía sobre los campesinos, me ponía en el papel de un comunero. Cuando escribía sobre la fuerza armada, me sentía un soldado represor. Recuerdo que me compré el libro El alma de los torturadores del juez Baltazar Garzón. Me sentía un torturador. El grupo senderista se desborda, surgen pugnas y autocríticas, incluso uno de ellos dice: “nos estamos convirtiendo en matones sin sueldo”. Sí. Eso ocurre, pero no aceptan autocríticas de tal manera que aquel que tu mencionas le cortan la soga cuando cruzaba un río. Lo mataron. PUEDES VER Hoy presentan Santiago el menor, de Miguel Arribasplata Cómo explica el título La niña de nuestros ojos? No. El título La niña de nuestros ojos me surgió cuando escuchaba en una rockola el bolero “Mi niña bonita”. Recordé que Lenin decía que hay que cuidar al partido como la niña de nuestros ojos, que nadie lo toque. Así fue. En la novela se nombra al presidente Rodrigo, ¿Abimael? Es un personaje en la sombra. ¿Mitificación? De ninguna manera. La novela expone los años de violencia, tenía que estar. Rodrigo no aparece, es como un fantasma invocado por los subversivos. De las novelas sobre la violencia, ¿qué opina? Individualizan el proceso colectivo y son de posguerra. Lo mío está dentro de la misma guerra e intento novelizar el accionar del partido que originó la guerra. Rosa Cuchillo, de Óscar Colchado, trata la violencia ligándola con el mito. El rincón de los muertos, de Alfredo Pita, alumbra la guerra interna desde la visión de un reportero extranjero que denuncia la brutalidad de ambos bandos. Es una novela de piel externa. Retablo de Julián Pérez es la novela del orden, que, pretextando la evocación del hermano muerto en la guerra, se centra en el exceso romántico que alude la trama. Yo, más allá del individuo. El dato - Presentación. La novela será presentada hoy por los profesores Santiago López Maguiña y Luis Morón Hernández. Auditorio de Ciencias Sociales, La Cantuta, a las 10.00 a. m. Ingreso libre.