Antonio nos recibe en el jardín de su casa puntual e impoluto, como siempre que lo veo. Aprovecha el sol de la mañana que aún no quema y se muestra emocionado por empezar a dictar clases de cine en el auditorio del MALI. No cabe duda de que serán un lujo para quienes asistan. Jamás he conocido análisis más minuciosos y enriquecedores que los de Antonio, ya se trate de cine, de literatura, de música o de artes plásticas. Es un tipo culto, contemporáneo y con una elocuencia formidable. Toda explicación suya aporta a quien quiera entender el arte a mayor profundidad o a quien esté elaborando algún proyecto artístico. Las charlas se realizarán los martes desde el 27 de febrero hasta el 16 de abril. Cada semana, se analizará una película distinta alternando géneros, directores, épocas y estéticas.
¿Cuál para ti es la importancia o en qué medida crees que puede afectar positivamente el hecho de ver cine?
Consumir buenas películas te abre al pensamiento crítico. Hay muchos campos que se abren ahí: el filosófico, el histórico, el sociológico. Por eso, siempre trabajo con películas que ya son clásicos conocidos. No quiero que la gente vaya a ver una película por primera vez, sino que poner las que la mayoría de cinéfilos han visto, para tratar de profundizar e ir más allá. Yo siempre voy a hablar de técnicas de actuación, de iluminación, de edición, etc. Pero hay un valor agregado que trato de dar siempre. Pensemos, por ejemplo, en Pulp Fiction. Es una película que ha visto todo el mundo, una cinta que se filmó en un momento en el que la modernidad estaba muriendo y la posmodernidad no había terminado de consolidarse. ¿Y qué pasa? Que las cosmovisiones tienen la función de ordenarnos el mundo, de ser un ansiolítico contra el azar, algo que nos permite tener una cierta seguridad de que no somos juguetes del destino. La narrativa cristiana, la narrativa moderna, siempre nos está diciendo que con la tecnología o con Dios o con lo que sea hay un cierto control sobre lo que puede pasarnos. Cuando una cosmovisión se derrumba, como sucedió en la década de los 90 con la modernidad, se crea un vacío, En consecuencia, el miedo al azar o la importancia del azar cobra importancia. Si tú ves Pulp Fiction con atención, toda la película es un himno a los juegos del destino. La película comienza con dos de los personajes planeando de la manera más racional un atraco a una cafetería, viendo los pros, los contras, etc. Pero por una serie de giros del destino totalmente fortuitos, del azar, en esa cafetería hay dos gángsters que están vestidos con una ropa de baño de los más informales, que les desbaratan todo el plan. Entonces, en toda la película hay una serie de eventos que son básicamente fortuitos, del azar. Mia encuentra el paquete de heroína en el bolsillo, que era un azar porque él pudo haberla guardado en su carro, en el pantalón, en cualquier otro sitio. Y entonces esa tensión sexual que iba creciendo de pronto se derrumba por un hecho totalmente fortuito. Toda la película juega con eso. Y eso me interesa porque la película se hace en un momento en que no había cosmovisiones que nos ordenen el mundo. Y como eso, te puedo dar otros ejemplos de otras películas. Ese es el valor agregado que yo trato de darles a mi análisis de estas películas.
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Tengo la impresión de para quienes no tienen una proximidad con el arte, el cine es una vía de acceso más reconocible y representativa, debido a que es lo que más asemeja formalmente al día a día, al recuerdo, al sueño, a la memoria.
Sí, pero también hay películas bastante abstractas. Yo sí creo que el cine es más asequible que probablemente que la alta literatura o la pintura, etc., pero también hay películas sumamente elaboradas y complejas.
Hay quienes creen que de alguna manera el cine inaugura una era audiovisual que atenta en contra de la literatura.
Bueno, ahí habría que anteponer a eso la idea de Piglia, que decía que las nuevas tecnologías siempre fuerzan que las ficciones se complejicen. Por ejemplo, en el siglo XIX la mayoría de las novelas tenían narraciones bastante lineales que buscaban capturar a un gran público. Pero cuando apareció el cine y asumió ese rol, aparecieron Joyce, Woolf, Proust, etc., y las novelas se complejizaron y ganaron en profundidad. Luego pasó lo mismo con el cine cuando la televisión llegó a casi todos los hogares. Fue ahí cuando aparecieron directores como Fellini, Bergman, Antonioni, Godard, etc. Luego, cuando apareció internet con toda su inmediatez le tocó el turno de complejizarse a la televisión y hoy tenemos series como ‘Breaking Bad’, ‘Sucesión’, etc.
¿Qué es lo que más te emociona de enseñar cine?
La respuesta del público. Eso es lo que me encanta. O sea, de pronto es ese chispazo de alguien que está entendiendo algo, que está viendo algo nuevo, algo distinto. Y una de las razones por las que quiero llevar estas sesiones de apreciación cinematográfica a un auditorio como el del MALI es porque voy a volver a tener contacto directo con el público, cosa que no tenía con el Zoom.
¿A quién recomendarías y por qué este curso?
Se lo recomiendo a todos aquellos cinéfilos que quieran aprender un poco más. Como te dije, voy a escoger películas clásicas muy importantes de muy buenos directores y no las voy a mostrar completas. Eso ya no tiene sentido porque cualquier persona puede bajarse la película en Amazon o en cualquier otra plataforma. El valor agregado es que yo muestro una escena relevante y la alterno con mis comentarios. Evidentemente, voy a hablar de técnicas de actuación, de iluminación, de edición, de todas esas cosas, pero también de cosas que van más allá, que tienen que ver con lo histórico, antropológico, sociológico, como lo que te acabo de decir de Pulp Fiction. Ese es el valor agregado. De manera que a cualquier persona que le interese el cine, pero que también le interese la cultura en general.
¿Por qué en el MALI?
Lo que pasa es que el MALI durante muchas décadas fue un referente para los cinéfilos que descubrieron allí muchas películas importantes. Ha habido gente que en ese auditorio descubrió a Bergman o a Almodóvar. Fueron varias generaciones de personas que descubrieron grandes películas ahí. Pero últimamente el auditorio casi no tenía actividad. Por otro lado, desde que comenzó la pandemia, a mí me habían pedido, tanto en el Perú como en el extranjero, que arme cursos de apreciación cinematográfica, con lo que yo tenía cualquier cantidad de contenido creado. Se dio la sinergia que Sharon Lerner, la directora del museo, quería reactivar el auditorio y yo quería buscar nuevos públicos para todo ese material que ya tenía creado. Así que coincidimos en que sería una buena idea relanzar el auditorio, darle un nuevo espacio a los cinéfilos, con la posibilidad de ver ya no las películas completas, sino esta nueva alternativa en la que se van alternando escenas con comentarios, para que se tenga una mejor apreciación cinematográfica.