Atrás quedaron las burlas por ser el único grande de Brasil que no había ganado la Copa Libertadores. En una presentación heroica, Botafogo consiguió el sábado su primer título del principal torneo de clubes de América, pero advierte que va por más. Su siguiente parada: el Brasileirao.
Antes de que se firmara la victoria 3-1 contra el Atlético Mineiro de Belo Horizonte, en el estadio Monumental de Buenos Aires llegó a planear una frase de larga data surgida a partir de los tropiezos bochornosos del cuadro de Rio de Janeiro: "Hay cosas que solo pasan con el Botafogo".
La expulsión del volante Gregore al minuto dos hizo temer lo peor para el Fogão, un club que forjó a leyendas del fútbol como Garrincha y Jairzinho, pero que en los últimos años perdió protagonismo y trasegó entre la primera y la segunda división brasileñas.
En una presentación cargada de épica y de amor propio, los albinegros se sobrepusieron a su historia de reveses y a la inferioridad numérica, alcanzaron el trofeo más codiciado de Sudamérica y lanzaron un mensaje: tras casi tres décadas sin conquistar un gran título, estamos de regreso.
"Muchas cosas malas pasaron en este club, a la expresión 'Solo pasa con el Botafogo', hoy le dimos una nueva definición", dijo el magnate John Textor, dueño del equipo, así como de otras escuadras, como el Olympique de Lyon, al término del juego disputado en la casa de River Plate.
La llegada del controvertido empresario estadounidense, y de su dinero, en marzo de 2022, cambió el rostro de una institución tradicional al borde de la quiebra y desterrada de la primera línea del fútbol sudamericano.
Para 2024 invirtió más de 70 millones de dólares en fichajes, incluidos los internacionales Luiz Henrique y Thiago Almada, y trajo al técnico portugués Artur Jorge, de paso destacado en el Sporting Braga.
La inversión resultó fructífera: ya no son el único miembro del llamado G12, el grupo de los doce equipos más exitosos y populares del país de Pelé, sin acceso al Olimpo de Sudamérica.
"Fue una victoria épica, probablemente la victoria más épica en una final de la Libertadores", dijo el DT. "Solo un equipo de estos, con este espíritu, con estas ganas, consigue un logro de este tamaño".
Además de conocer el peso de la Gloria Eterna, disputarán la Copa Intercontinental en diciembre y la Recopa Sudamericana y el Mundial de Clubes en 2025. Y, en pocos días, pueden firmar su resurrección absoluta.
La Estrella Solitaria, un apodo relacionado con la insignia de su escudo blanco y negro, está muy cerca de conquistar la liga brasileña por primera vez desde 1995.
Lidera el Brasileirao con tres puntos de ventaja sobre el segundo, el Palmeiras de Sao Paulo, a falta de dos jornadas. El miércoles puede sellar el doblete cuando visite al Internacional en Porto Alegre, siempre que sume y el Verdão pierda contra el Cruzeiro en Belo Horizonte.
Si los resultados no se dan a mitad de semana, el título se decidirá en la última jornada, el domingo 8 de diciembre, cuando el Fogão reciba al Sao Paulo.
La eventual consecución de la estrella - la tercera en 120 años de fundación, tras las de 1968 y 1995- ayudaría a curar una herida profunda, producto del que quizás es el tropiezo más insólito de la historia del fútbol.
El año pasado, Botafogo lideró la mayor parte del campeonato brasileño y llegó a tener 13 puntos de ventaja sobre el segundo.
Pero en la recta final del torneo, pinchó y perdió el título con el Palmeiras en medio de increíbles remontadas de sus rivales.
"Hay cosas que solo pasan con el Botafogo", se repitió hasta el cansancio.
El fantasma de aquella vergüenza acompañó a los cariocas a lo largo de la actual temporada. Se puso en duda la fortaleza mental de los jugadores y su capacidad para soportar la presión en los dos frentes, la liga y la Libertadores.
"Después de lo que sucedió el año pasado, que lo seguí de lejos, nadie tocó el asunto hasta ahora, porque es una cosa que nos hería a todos, a la plantilla, a la afición", admitió Luiz Henrique tras la final, en la que anotó el primer gol y provocó el segundo.
A pesar de que saldó una deuda histórica y está a poco de convertirse en tricampeón brasileño, Botafogo tiene dudas en su horizonte: ¿Podrá retener a sus talentos frente a los deseos de los clubes de Europa por ficharlos?
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