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Kinra: némesis de Adriana Tudela, por Irma del Águila

Kinra, aclamada por la crítica y el público argentinos, desmiente una vez más lo dicho por Alejandro Cavero: ‘Son muy malas estas películas, nadie las va a ver al cine’”.

El 11 de noviembre, la película Kinra, en lengua quechua, del cusqueño Marco Panatonic, recibió el Premio Astor Piazzolla en el Festival de Mar del Plata.

Kinra, aclamada por la crítica y el público argentinos, desmiente una vez más lo dicho por Alejandro Cavero: “Son muy malas estas películas, nadie las va a ver al cine”. Para más inri, Kinra ha ganado en Mar del Plata, que no es un festival más, sino uno de los festivales de clase A, según la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos. En el continente americano solo figuran en esta categoría Mar del Plata y el Festival de Montreal. En el mundo, Cannes, Venecia, Berlín, San Sebastián y unos pocos más.

Un mito entre los promotores del proyecto de ‘ley Tudela’ —que sigue en la Comisión de Cultura y Patrimonio— es que el cine en países desarrollados existe sin ayudas estatales. No es cierto. En Estados Unidos, solo en desgravación fiscal a películas en distintos estados, supera los US$1.000 millones.

En España, al que alude Adriana Tudela, el principal financiamiento de las películas es estatal. Las subvenciones a películas alcanzan un tope de 1 millón de euros (S/4.200.000), 8 a 10 veces más de lo que reciben nuestros largometrajes.

Aunque en el caso peruano se trate de subvenciones más bien modestas, han tenido un impacto notable en el apuntalamiento de las producciones tanto en Lima como en las ‘regiones’. Películas destacadísimas como La teta asustada, Wiñaypacha, Canción sin nombre, Retablo, Willaq pirqa, Un mundo para Julius, Diógenes, El caso Monroy y tantas otras de diverso género, dramas, comedias, policiales, producidas en español, quechua y aimara, no hubieran existido sin esas ayudas. Podemos decir que hoy, con todas sus limitaciones, se gesta un cine peruano más diverso

El director Marco Panatonic, originario de Chumbivilcas, y la empresa cusqueña Films Bastardía recibieron estímulos económicos de proyectos en lenguas originarias del Mincul en 2017, lo que hizo posible producir Kinra. El éxito de Kinra en 2023 nace pues de una inversión e interés estatal previos. 

Por último, Adriana Tudela exige que se transparenten los gastos públicos en el cine peruano, toda vez que se trata del “dinero de los contribuyentes”. Muy de acuerdo, en el cine y en cualquier gasto público. Pero entonces ¿cómo explicar el segundo bono por S/10.000 a cada trabajador del Congreso, que significa un gasto de más de S/30 millones del presupuesto nacional? Transparencia cero. El monto total de los estímulos económicos para el cine en el Perú en 2022, que es inversión con réditos económicos, laborales y culturales, no superó los S/25 millones. Lo ancho para un Congreso parasitario, lo angosto para la industria cinematográfica peruana.

Irma Del Águila

Por ahí

Socióloga y narradora. Exdirectora académica del programa “Pueblos Indígenas y Globalización” del SIT. Observadora de derechos humanos por la OEA-ONU en Haití. Observadora electoral por la OEA en Haití, veedora del Plebiscito por la Paz en Colombia. III Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro por “El hombre que hablaba del cielo”.