Wicho García es productor musical e integrante de Mar de Copas. El próximo año, la banda cumple 25 años de carrera y el 15 de julio tocarán en el Día del Rock Peruano.,No se puede hablar de rock nacional sin mencionar a Wicho García. Fue parte del icónico grupo Narcosis, es cantante de Mar de Copas y uno de los productores musicales más respetados del país. Cuando tenías 25 años, te diagnosticaron meningitis, ¿cómo fue tener que alejarte de todo? Estuve 21 días en la clínica y pasé 2 meses en recuperación. Desaparecí del mapa. Acabó Narcosis en julio de 1985. Luego, llegó un momento en que trabajé con mi tío, César Hildebrandt, lo ayudé en una mudanza y fue ahí cuando me enfermé. PUEDES VER Alexandra C. Thomas: “Muestro realidades a través de las muñecas que hago” ¿Cómo te adaptaste luego a tus actividades? Fue fuerte. Venía de todo el rollo de Narcosis, que fue muy rápido pero intenso, ya que duró solo 8 meses. Era una etapa en la que había trabajado dos años en Cañete. Como ingeniero electrónico, que era lo que mi padre quería que fuera, servía, pero no me veía así siempre. Estaba entre la presión de mis papás y hacer algo con mi vida. Tenía 25 años, acababa de tener meningitis, que le había costado un montón a mi familia y a esa edad debió costarme a mí. Entonces, me llamó Miki González y me pidió que lo ayude. ¿Te costó saber que querías ser músico? Estudiaste Psicología un tiempo... El problema mío es que no existía la carrera que quería seguir, que era Ingeniería de Sonido y Producción. La clásica de los que no saben qué estudiar es entrar a Psicología y eso hice, pero me di cuenta de que no era para mí. Lo que se habla ahora de la música subterránea en realidad era sobrevivir. Muchos hasta nos tomaban por terroristas. Luego de la película Avenida Larco, muchos jóvenes se refieren más a los músicos en la época del terrorismo. Hay un personaje que se llama ‘Wicho’. Yo ni la vi, no tenía mucho interés. Pero lo poco que he escuchado de ella es que han hecho una ficción y hasta usaron nombres. Ahí se equivocaron. Si quieren hablar de esos años a través de una ficción, busquen sus personajes, no usen nombres de personas reales que estuvieron en ese tiempo. ¿No conversaron contigo sobre el tema? Nada. Ni tampoco esperé que lo hicieran. Nunca la vi. A mí me invitaron a algunas funciones en el teatro y yo llegaba 15 minutos antes de que acabe, solo veía la parte final y vi algo bien hecho. Era un musical, punto y final, pero no te está contando una historia real. Tienen derecho a hacer lo que se les da la gana. ¿Cómo era la relación con tu tío César Hildebrandt? ¿Es cierto que él te acercó a la música? Cuando tenía 9 años, él trabajaba en Caretas y tenía cintas. Yo le pregunté qué eran y él me dijo que hable, luego lo reprodujo y, desde entonces, yo solo quería grabar. Me sacó la vocación. Él tenía un cuarto que permanecía con llave, pero yo entraba por una ventana sin que lo sepa. Cuando no estaba en su habitación, me metía y escuchaba música de protesta. Él nunca se enteró hasta cuando se lo confesé, años más tarde. Eso me sirvió muchísimo. ¿Crees que los músicos contemporáneos están dejando de lado la protesta? Pienso que temas de qué hablar en las canciones hay más que antes, miren ese Congreso, que no lo quieran hacer es otra cosa.