Diego Costa Peuser. Promotor de arte latinoamericano. Director de la revista Arte al día internacional, Tu experiencia en el arte nace más desde el punto editorial, ¿no? Totalmente. Mi padre era coleccionista, un tipo apasionado por el mundo artístico que lo rodeaba y tenía una revista, que era como un medio de poder escribir sobre los artistas. Algo que heredaste… Al fundarla, en el 80, yo lo empiezo a acompañar en los primeros años, pero como cadete, como secretario (risas). Y en los 90 participamos en una feria de Miami y allí empezamos todo un panorama mucho más latinoamericano, y yo empiezo a tener relaciones con las galerías y a ver que el proyecto de la revista tiene como otra perspectiva. ¿Desde Miami, donde vives, se puede ver mejor el arte latinoamericano? No. Desde Miami, yo podía viajar a Colombia, volver, viajar a Puerto Rico, viajar a todos los países que están relativamente cerca. Pero, además, el objetivo mío fue vivir en Estados Unidos para tratar de introducir, a través de la revista, material latinoamericano y tratar de que se conozca. En estos 30 años que vienes trabajando con ese fin, ¿qué ha cambiado? Hoy hay un antes y un después. Hoy el arte latinoamericano está totalmente afianzado en Estados Unidos. Los artistas latinoamericanos están en todos los museos de Estados Unidos con sus departamentos de arte latinoamericano. Pero eso hace diez años no era. Y hace 30 años peor aún... Hace 30 años tal cual. Acordate de que yo estoy hace 20 años en todo lo que es la plataforma internacional, que recién empezaba. Hablamos de artistas que eran conocidos por el mercado de las grandes casas de subastas, Christie’s o Sotheby’s, que hablaban de Matta o de Bottero. Pero no eran los grandes artistas que hoy son conocidos y ya están afianzados internacionalmente. Se dice que la geografía ya no importa en el arte. ¿Se puede seguir hablando de identidad latinoamericana? Yo trabajo mucho este arte latinoamericano, organizo en Miami una feria que se llama Pinta, especializada, que inicié en Nueva York. Hoy, después de tantos años y de la comunicación y el trabajo, te diría que hay una identidad. La hay, es real… ¿Y se traduce en la obra misma? No. Porque hoy el arte es muy diferente al de los 90, que vos estabas mostrando un paisaje o cosas que iban muy de la identidad de Latinoamérica. Hoy la lectura nueva es totalmente contemporánea. No importa dónde estás. ¿Más universal? Mucho más abierto y en eso no hay fronteras, pero no quita que no somos internacionales, no somos del mundo. Los pintores europeos o los grandes artistas americanos tienen unos precios que no los tenemos nosotros. Y no lo vamos a tener, porque no tenemos el mercado que tienen ellos. ¿El artista para llegar a ese nivel tiene que crecer en su propio mercado? El artista tiene que crecer, no importa dónde, pero si logra posicionarse y crecer internacionalmente puede volar. Hoy en día, que Latinoamérica es vista de otra manera. A los artistas latinoamericanos que viven afuera hace muchos años les gusta decir que son latinoamericanos, pero hace diez años querían como silenciar eso. En ese contexto, ¿cómo definirías qué es un artista latinoamericano? Yo no le doy una definición. Uno es de la región que nació. O soy latinoamericano o no lo soy. Yo no te voy a definir si sos o no sos… O sea, te puedo definir un poco tu pintura, tu trabajo… Me dijiste que tuviste que ir a Miami para dejar de pensar como argentino. Sí. A veces me da miedo decirlo, porque parece soberbia. No es eso. Vos pensá que Argentina es un país donde se inauguran ocho o diez muestras por día. Entonces la gente piensa que todo pasa por Argentina y que el mundo pasa por Argentina. Cuando estás en el mundo y estás viajando, te das cuenta de que en Argentina no pasa nada. ¿Cambió al irte? Irme Estados Unidos y empezar a viajar y a conocer las distintas gentes de Latinoamérica, me hizo ver de otra manera a Latinoamérica. Cuando me preguntan “¿vos sos argentino?”, yo siempre digo: yo soy más del mundo. ¿Qué dirías de lo que ocurre con el arte peruano a nivel internacional? Siento que la escena del arte peruano en los últimos cinco años está dando un cambio enorme. Además veo que hay ya como un protagonismo, una presencia. A los artistas se les empieza a ver afuera, pero también es el esfuerzo y el trabajo, mío y de varias personas, tratando de internacionalizar todo este tema. ¿Has trabajado específicamente con algún artista peruano? A mí no me gusta decir yo le di una mano… Cuando se tuvieron proyectos en eventos míos me ocupé de posicionarlos y de potenciarlos. Una de las cosas que a mí me gusta hacer es el descubrir o redescubrir lo que no fue descubierto en su momento. ¿Cuáles son los nombres de artistas latinoamericanos que realmente están en el Olimpo del arte contemporáneo? Dime tres nombres. Te voy a decir tres nombres más contemporáneos. Ernesto Neto, pero no te olvides que Brasil es una potencia. Leandro Herlich, en Argentina, por todo el juego del espejismo. Y (Gabriel) Orozco, este artista mexicano muy importante, que pone una piedra y vale millones de dólares (risas). La ficha Nací en Buenos Aires. Mi padre era un apasionado del arte y fundó una revista en el año 80. Yo lo ayudaba, pero luego descubrí otra perspectiva del arte, más latinoamericana, y me dediqué a promover artistas de nuestra región. Ahora, formo parte de un par de museos y organizo tres ferias de arte: una en Argentina, Pinta en Miami y, en el Perú, el PArC, que este año va del 21 al 24 de abril en el MAC Lima.