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Domingo

Vallejo en las aulas

En un colegio de Lima, la figura de nuestro poeta universal es tan importante que (todos los años) los alumnos teatralizan sus poemas con sentimiento y admiración.

"Cuando analizamos ‘Los nueve monstruos’, los chicos lo asociaron a los problemas ecológicos de hoy”, dice el profesor de Comunicación. Foto: Marco Cotrina/La República
"Cuando analizamos ‘Los nueve monstruos’, los chicos lo asociaron a los problemas ecológicos de hoy”, dice el profesor de Comunicación. Foto: Marco Cotrina/La República

Abraham (10) alza los brazos al frente y exclama: “¡Dios mío!”. Hay un sentimiento de pesar en su mirada. Como si se dirigiera realmente al Creador. Como si lo interpelara. “¡Dios mío!, y esta noche sorda, oscura / Ya no podrás jugar, porque la Tierra es un dado roído…”.

Abraham y sus compañeros del quinto grado se cubren las orejas, abren los brazos, dicen no con las manos. El pequeño toma un gran dado de papel y lo deja caer. El dado es la Tierra, un dado roído, como dice el poema. “Y ya redondo, a fuerza de rodar a la aventura / que no puede parar, sino en un hueco / en el hueco inmenso de la sepultura”.

El poema ha acabado. Es ‘Los dados eternos’, uno de los más populares de César Vallejo, incluido en su primer poemario, Los heraldos negros (1919), y dedicado en su momento a su maestro, Manuel González Prada.

Los chicos del quinto grado del Colegio Isaac Newton de Jesús María lo han declamado entero, alternándose por grupos, estrofa por estrofa. Por momentos, mirando al cielo. Imbuidos de un gran sentimiento.

Es natural preguntarse si unos niños de diez años logran conectarse con un poema tan duro, que habla del sufrimiento del hombre y de la fugacidad de la vida.

–Este poema es muy bonito– dice Abraham. –Es como que cada vez que tú usas la suerte, hay consecuencias, y como que causas las ojeras de la muerte porque la muerte se cansa de estar dándote la suerte cada vez.

En años pasados, Abraham y los chicos de su salón recitaron otros poemas de Vallejo, pero él dice que este es el que más le ha gustado.

Sentir al poeta

Los alumnos del Isaac Newton están acostumbrados a recitar poesía. Todos los años, los chicos y chicas de los 15 salones del colegio participan en jornadas de homenaje a César Vallejo que se realizan a mediados de abril, por el Mes de las Letras.

Cada salón elige un poema del vate de Santiago de Chuco para declamar. Dada la vastedad de su obra y de la popularidad de muchos de sus poemas, no hay riesgo de repetición. Este año, por ejemplo, el quinto grado de primaria eligió ‘Los dados eternos’, mientras que el primero recitó ‘Masa’, el segundo, ‘Ágape’ y el tercero, ‘Los heraldos negros’.

En el salón de sexto grado, el profesor de Comunicación, Marcelo Cabrera, eligió junto con sus estudiantes ‘Los nueve monstruos’. Facundo (12) lo declamó esta mañana con mucho sentimiento. Dice que él y sus compañeros sienten el dolor que Vallejo debió haber sentido al escribirlo. El dolor del mundo.

–Él tenía un dolor muy grande– dice. –Porque el mundo estaba mal. Nosotros hemos malogrado este mundo. A su lado, Fabricio (12) señala que Vallejo probablemente estaba hablando de todo el daño que los seres humanos le estamos haciendo a la naturaleza y al mundo en el que vivimos.

El profesor Cabrera no deja de sorprenderse de cómo poemas como este pueden conectar con los chicos de ahora, más de ochenta años después de haber sido publicados. –Cuando hicimos el análisis del poema, antes de la presentación, ellos lo han asociado a los problemas ecológicos de hoy, al cambio climático, aunque el poema va por otro lado– dice. –Pero esa es su interpretación y eso los ha ayudado a sentir más el poema.

 Este año, Joaquín (7) lideró la teatralización del poema Ágape a cargo del segundo grado. Foto: Marco Cotrina/La República

Este año, Joaquín (7) lideró la teatralización del poema Ágape a cargo del segundo grado. Foto: Marco Cotrina/La República

Una dimensión maravillosa

La directora del Newton, Graciela Pinillos, sostiene que todo comenzó cuando hace unos 20 años la Municipalidad de Jesús María invitó a los colegios del distrito a participar en un concurso de declamación en honor a Vallejo. La delegación del Newton recitó ‘Los dados eternos’ y lo hizo tan bien que ganó el certamen.

Las autoridades y maestros del colegio quedaron tan contentos que a partir de ese año se instaló la tradición de rendir homenaje, cada mes de abril, al autor de Poemas humanos. Los alumnos no solo declaman, sino que muchas veces se disfrazan y arman escenografías para actuar los poemas, como los de ‘Masa’ o ‘El hermano ausente en la cena pascual’.

–Vallejo es nuestro poeta universal– dice Pinillos. –Sus poemas tienen un gran humanismo y están muy vigentes. No solo hablan de tristeza, sino también de amor y solidaridad. La directora añade que al inicio los chicos solo declaman los poemas, pero que con el pasar del tiempo van profundizando en sus significados y que esa también es una forma de aprender.

Leda Quintana, educadora y poeta, refiere que desde la primera infancia el papel de la poesía es fundamental porque introduce a los niños y niñas en una dimensión maravillosa en la que empiezan a resonar, a sentir, a imaginar, con todos esos ritmos y sonidos. Desde ese punto de vista, celebra que existan experiencias como la del Colegio Newton en las que los estudiantes entran en contacto con la poesía desde pequeños, en especial cuando los profesores hacen que los poemas dialoguen con otros lenguajes, como el teatral, el musical y el plástico.

-La escuela puede ser la gran ocasión para sentipensar a Vallejo- dice.

 Los chicos y chicas de quinto grado interpretaron este año ‘Los dados eternos’. Foto: Marco Cotrina/La República

Los chicos y chicas de quinto grado interpretaron este año ‘Los dados eternos’. Foto: Marco Cotrina/La República

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.