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Ciencia

La empresa que vende presuntos terrenos en la Luna: ¿cuánto cuestan y cómo se compran?

La compañía Lunar Embassy vende parcelas del satélite a ciudadanos de todo el mundo para que estos puedan reclamarlos en el futuro.

La compañía estadounidense que vende parcelas del satélite se llama Lunar Embassy y lleva funcionando desde 1980. Foto: Smithsonian Magazine
La compañía estadounidense que vende parcelas del satélite se llama Lunar Embassy y lleva funcionando desde 1980. Foto: Smithsonian Magazine

Aunque el Tratado del Espacio Exterior de la ONU dicta que ningún país o nación firmante puede reclamar a la Luna u otro cuerpo celeste del espacio como su propiedad privada, este acuerdo internacional, escrito en 1967, no prohíbe expresamente que un sujeto individual de una nación pueda exigir ser su dueño.

Aprovechándose de ese “vacío” en el documento y una nula respuesta del organismo internacional, en 1980, Dennis M. Hope, un ciudadano de Estados Unidos que por entonces estaba en la quiebra, comenzó un negocio tan absurdo como polémico en términos legales: la supuesta venta de terrenos en la Luna para que, en un futuro, las personas puedan reclamar ser sus propietarios.

Su compañía se llama Lunar Embassy y le ha permitido a Hope, autodenominado "el único dueño de la Luna", ganar más de US$12 millones en más de cuatro décadas de funcionamiento. Así sostuvo el hombre de 75 años en una entrevista concedida al medio de comunicación Vice en 2013.

 Con Lunar Embassy, Dennis Hope, el autodenominado "dueño de la Luna", ha creado un lucrativo negocio. Foto: Lunar Embassy

Con Lunar Embassy, Dennis Hope, el autodenominado "dueño de la Luna", ha creado un lucrativo negocio. Foto: Lunar Embassy

¿Cuánto cuestan los supuestos terrenos en la Luna?

La compañía Lunar Embassy ofrece parcelas del satélite de distintos tamaños y precios.

Los terrenos más pequeños son de 0,4 hectáreas y cuestan US$35 (S/130), mientras que los más grandes, de 8 hectáreas, cuestan aproximadamente US$604 (S/2.246).

El comprador tiene la opción de elegir distintas zonas del satélite. Algunas de ellas son muy importantes, como el Mar de la Tranquilidad y el Conejo, lugares de alunizajes de las misiones Apolo 11 y Apolo 15 respectivamente.

Tras la compra en su página web oficial, el usuario recibe un certificado de propiedad con el nombre del acreedor en formato digital e impreso, un mapa de la Luna y la ‘Constitución Galáctica’, un manifiesto que indica las reglas del ‘Gobierno galáctico’, una institución que Hope fundó para, presuntamente, garantizar que el satélite no sea explotado de manera permanente.

Títulos de propiedad de los terrenos en la Luna otorgados por la empresa Lunar Embassy. Foto: daiseikyoude.com

Títulos de propiedad de los terrenos en la Luna otorgados por la empresa Lunar Embassy. Foto: daiseikyoude.com

“La galaxia puede ser tuya”

Aunque suene absurdo, la venta de suelo lunar no es la única oferta de Lunar Embassy.

La compañía de Hope también vende hectáreas de otros cuerpos celestes del sistema solar; por ejemplo, planetas como Mercurio, Venus y Marte; satélites como una luna de Júpiter; y todo Plutón, el planeta enano de nuestro vecindario cósmico cuyo precio es de US$250.000.

Asimismo, también ofrece un presunto pasaporte que te brinda la nacionalidad de extraterrestre y que tiene una duración de 25 años.

Portal web de la compañía Lunar Embassy. Foto: captura de pantalla

Portal web de la compañía Lunar Embassy. Foto: captura de pantalla

¿Las compras son válidas?

Aunque Dennis Hope lleva décadas haciendo estas ventas, expertos en derecho espacial sostienen que el negocio es una estafa y las compras son simbólicas.

En una entrevista con National Geographic, Tanja Masson-Zwaan, presidenta del Instituto Internacional de Derecho Espacial de Países Bajos, sostuvo que el tratado internacional se aplica tanto a países como a sus ciudadanos privados. En ese sentido, las compras no serían válidas.

Bachiller en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista de la sección Ciencia desde octubre de 2021. Seguidor de Naoki Urasawa. También dibujo y toco la guitarra.