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Prensa y plataformas, por Eduardo Villanueva Mansilla

“Esta situación existe también en países como el Perú, donde pocos medios pueden intentar subsistir con suscripciones digitales mientras que el trabajo de todos sigue siendo utilizado...”.

Meta, la corporación dueña de Facebook e Instagram, anunció hace poco que en Canadá no se podrá más publicar noticias de prensa en sus servicios, dada la aprobación de una norma que exige que las plataformas algorítmicas (PA) paguen por la publicación de noticias producidas por medios periodísticos. La justificación es que Meta genera valor para las empresas periodísticas y para el público, al facilitar la circulación de noticias, y que dicho valor debería compensar cualquier posible perdida financiera que la prensa sufriría por la disminución de avisos en sus propios servicios digitales.

Desde que la Internet apareció en los noventa como un servicio abierto al público general, las ventajas de acceso fueron contrapuestas a los problemas financieros. Consumimos noticias de todo tipo y calidad, pero no necesariamente ese consumo refleja el valor de su producción; las PA multiplicaron el problema porque mejoraron el acceso al consumidor al brindarle lo que quería con precisión, pero capitalizando en el trabajo de la prensa sin darle compensación por la extracción de valor que realizaban.

Esta situación existe también en países como el Perú, donde pocos medios pueden intentar subsistir con suscripciones digitales mientras que el trabajo de todos sigue siendo utilizado por las plataformas. Aparte del problema más complejo de la calidad y la ausencia de filtros, que trae consigo deterioros varios en la esfera pública por falta de confiabilidad y desinformación, el problema financiero sigue en pie.

Una idea fundamental de la democracia liberal es que sin medios de prensa no hay posibilidad de una ciudadanía informada y, por ello, la democracia deja de funcionar bien. Aunque los medios peruanos hacen cada día lo imposible por demostrar que no les importa esa idea, lo cierto es que incluso lo poco y mediocre —sino directamente malo— que suele existir en el país enfrenta inmensas limitaciones para funcionar porque no tiene viabilidad de negocios. No es solamente culpa de las PA, pero sin duda tienen bastante de responsabilidad, sobre todo porque demuestran que sí es posible hacer dinero en la Internet: solo que ahora todo queda en manos de inmensos conglomerados y no en las industrias locales.

Es un poco pedirle peras a los hipopótamos que los políticos peruanos, cuya codicia e ignorancia suelen estar a la par, se preocupen de estos temas. Pero se podría imaginar que un autoritario de derecha o de izquierda propusiera una norma como la canadiense solo para que los peruanos nos quedemos sin acceso a la prensa en las plataformas. La cuestión más importante sería preguntarnos qué comunicación queremos, y si el control algorítmico es la mejor manera de promoverla.

Eduardo Villanueva Mansilla

Profesor principal del departamento de Comunicaciones de la PUCP. Investiga sobre política y desigualdades digitales, y el contacto de estas con prácticas de la cultura digital, desde memes hasta TikTok.