Maritza Espinoza. -¿La música es algo nuevo para ti? Si bien he estado en el ambiente artístico hace unos años, no estaba tan cercano a la música. Son como mundos aparte, mundos paralelos. -Pero, ¿cantabas ocasionalmente? Sí, tenía una banda con Carlitos Montalvo y hacíamos todos los géneros y fusionábamos con hip hop. Hablábamos de nuestras vivencias y salían las letras de las canciones. Lo dejé de lado, pero me quedé con el bichito de hacer música. -Lo dejaste por la conducción... Sí, entré a “Hombres trabajando para ellas” y me demandaba muchísimo tiempo. Pero no soy de los que se queda con las ganas de hacer algo. Luego armé una orquesta. Yo era la voz principal, pero hubo problemas con unos cantantes y decidí ser solista y dedicarme más a lo mío: la salsa. Es lo que más disfruto. -Pero tu generación es del reaggetón y cumbia. La salsa es música de viejos… Sí, ¿y puedes creer que mi mamá me decía que yo era un niño viejo? Es que siempre andaba metido con los grandes. Uno de mis mejores amigos es Ricky Tosso y no somos contemporáneos para nada. -Ricky es tu mentor, tu descubridor, casi tu padre adoptivo... ¿Cómo así? Es mi padre artístico. Es una de las personas que apostó a ojos cerrados por mí. Él tenía un bar, donde presentaban shows por las noches, que se llamaba La mona risa y yo era mozo allí. -¿Te gustaba ser mozo? Sí, me encantaba, porque me gusta hablar con la gente y, además, era un mozo algo faltoso, tuteador, y, si alguien me decía: una cerveza para mi novia, yo le decía: ¿cómo le vas a invitar una cerveza? Invítale un whiskicito… -¿Y cómo saltaste al escenario? El gordo se dio cuenta de eso. Y yo siempre lo molestaba con mariconadas y él se reía. Me decía: ¿te subirías al escenario conmigo? Y yo: nooo. Hasta que un día, ni siquiera me lo dijo. Estaba atendiendo una mesa y lo oigo decir: ¡quiero presentar a Christopher y pido palmas! -O sea, él la vio antes que tú. Sí. Me quedé helado. Me subí y no sé qué hice, pero hice reír a la gente un minuto. Después de ese minuto, yo me juré a mi mismo nunca más volverme a bajar de un escenario. Es que el escenario te busca. Yo siento que era mi destino. -Y luego te lo tomaste en serio, ¿no? Allí empezó todo. Porque Ricky cierra el local, pero la amistad se mantuvo. Cuando él comienza una temporada de teatro, con “El último peruano virgen”, me llama una tarde al teatro y, al llegar, me dice: vas a hacer un personaje. Toma el guión, memorízalo. Súbete al escenario y hazlo. ¡Yo me hacía la pichi! -Lógico, una cosa es hacer un poco de humor y otra, ponerse a actuar. Claro, ya estábamos hablando de otra cosa. Al principio, yo aparecía al final de la obra con un ramo de rosas hacía dos mariconadas y, bum, telón. A las tres semanas, Ricky y yo hacíamos cualquier improvisación y funcionaba muy bien. -¿Y ahora cuál es tu mejor personaje? El personaje de gay. Es el que mejor me sale. Y la primera vez que iba a hacer uno, me metí a una peluquería y me senté todo un día a ver cómo caminaban, hablaban, se comportaban. Y luego hice innumerables personajes de gay en siete años de Teatro como en el teatro. -¿Y hacer tanto de gay no alimentó el rumor sobre tu identidad? Pero, por supuesto. Es más, a mi esposa le dijeron que yo era gay. Hasta hubo un taradito que salió diciendo que había un video. Y yo: sáquenlo que lo quiero ver (risas). Pero no. Yo estoy completamente seguro de mi sexualidad. -Y has perfeccionado el papel de gay. Sí. Parezco verdadero. Tantos años haciendo de gay que ya tengo una especialización (risas). Mis personajes son una mezcla entre mi mamá, mi mujer y locas que conozco por ahí. -¿Y cuándo haces tu próximo gay? Yo creo que a la Pupi, que es mi personaje, la voy a sacar de aquí a un buen tiempo. Me gusta comprometerme con lo que estoy haciendo y este año se lo dedico a la música y al disco, que sale en noviembre. Luego viene la preparación de mi unipersonal, que ya es algo muy producido, muy grande. -¿Te liberaste de la tutela de Ricky? Yo creo que nunca voy a liberarme. Él siempre siempre va a estar pendiente de mi carrera y para mí es súper importante su opinión. Le tengo mucho respeto y admiración. -Y, con Úrsula, siendo actores ambos, nunca han hecho algo juntos, ¿no Tenemos cosas pensadas, pero ahora estoy en una faceta diferente y ella tiene que aprovechar el momento que está pasando (en Al fondo hay sitio). Pero tenemos un matrimonio a largo plazo y sé que lo vamos a hacer. -Ustedes no estaban en el mismo ambiente. ¿Cómo se encontraron? No, porque ella estaba por el lado del teatro y yo más inclinado a la televisión. Nos conocimos haciendo la mini serie Ferrando. Antes de eso, nunca, ni un cruce. -A mí se me hace que tu gancho con ella fue hacerla reír… (risas) Sí, nos divertíamos los dos. Ella también me hace reír mucho a mí. Yo veo la vida de una manera muy light, muy relajada. Trato de disfrutar el día. Lo único que tengo seguro es lo que estoy viviendo ahorita. La ficha Tengo 30 años y nací en Lima. Estudié Publicidad, Marketing y Diseño Gráfico. Fui mozo. Ahora soy actor y conductor. Voy a incursionar en la música. Ya he grabado ocho temas de mi primer disco. Uno de ellos, “No tengo dinero”, de Juan Gabriel, es una canción que marcó mi vida. Estoy casado con la actriz Úrsula Boza y tenemos una niña.