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Un pueblo bajo sospecha por la muerte de 5 abigeos

Crimen colectivo. Pobladores y autoridades de tres anexos de Jauja, Junín, son investigados por un asesinato que estremeció al país. Y la PNP salvó a otros tres ladrones de ganado.

Pareciera que esta historia no es de este siglo, pero lo es, y ha remecido a las autoridades judiciales. En Junín, 150 familias de Chalhuas, Sallahuachac y Huallancayo, anexos del distrito de Paccha, en Jauja, son sospechosas de un quíntuple crimen.

De hecho, ya están siendo investigadas; desde unos pastores hasta el teniente gobernador y el presidente de la comunidad. También un juez de paz.

Todos serán citados por la Policía y la Fiscalía para declarar, especialmente las familias que se dedican a la ganadería.

El domingo 10 de noviembre, cinco presuntos abigeos fueron asesinados en Huachua Corral. Los masacraron a pedradas y luego los quemaron.

“Han conseguido lo que querían, se han deshecho de ellos”, señalaba, entre lágrimas, la madre de los hermanos Nolberto Jorge y Neysser Cirilo Samaniego Santana, dos de las víctimas, de 21 y 18 años.

El padre de ambos, Teodoro Jorge Samaniego Carlos (47), también fue asesinado junto a su sobrino Leandro Blas Samaniego (18) y el taxista que los conducía, Adler Ángel Chulluncuy Centeno, de 35 años.

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Investigación en marcha

Así, la lucha contra el robo de ganado, una práctica no erradicada en Junín, mostró esta semana su rostro más violento con un asesinato múltiple. Según la Policía, cuatro de las víctimas tenían antecedentes por delito de abigeato. Pero ¿eso justifica una muerte tan cruel?

“Estamos buscando información para identificar y ubicar a los presuntos autores. Además, para no vulnerar el debido proceso y el derecho a la defensa de las autoridades comunales, se está coordinando con el fiscal José Bastidas”, dijo a La República el general Alejandro Oviedo, jefe de la VI Macro Región Policial de Junín.

Las investigaciones están a cargo de la fiscal provincial Ninoska Minaya y el adjunto José Bastidas. “Con el levantamiento del secreto de las comunicaciones se logrará identificar a los homicidas”, reveló la representante del Ministerio Público.

Y es que, según se ha demostrado, las cinco víctimas contaban con equipos celulares y habrían realizado llamadas telefónicas a sus familiares solicitando ayuda y es probable que hayan tomado fotos o grabado algún video del momento.

Policía salva a 3 abigeos

Y mientras la opinión pública seguía con estremecimiento los nuevos datos aportados por fiscales y policías, el miércoles fueron capturados Fredy Sáenz Puris (37), Grimaldo Arias Tinoco (35) y David Figueroa Estrella (40), cuando transportaban 8 cabezas de ganado robadas.

Ocurrió en el centro poblado Cau Cau-Huamanripa, distrito de Ondores (Junín). Los presuntos abigeos habían falsificado la firma del gobernador.

Y amparado en supuestos códigos tradicionales de ‘justicia’ por mano propia, decenas de pobladores interceptaron a la fiscal Sharon Chagua y al personal policial y los obligaron a entregar a los detenidos.

Por fortuna llegaron a tiempo refuerzos policiales de Carhuamayo, Ulcumayo y La Oroya, y evitaron un nuevo ajusticiamiento popular. Las autoridades salvaron a los abigeos de esta extrema forma de ejercer ‘justicia’. Una vez más se aplicó la Fuenteovejuna, como en la obra de teatro del dramaturgo español Lope de Vega.

“Los pobladores cometen estos actos sin reparar en que deberán ser juzgado con rigor”, señala el abogado penalista Mario Amoretti.

“En el Perú vivimos en un Estado de derecho, amparados por una Constitución y las leyes, donde el respeto a la vida de las personas es primordial y no debe ser vulnerado bajo ninguna circunstancia”, agrega.

Vale recordar que, de acuerdo con el Código Penal, el abigeato tiene una pena no menor de uno ni mayor de tres años. Sin embargo, será no menor de 15 años ni mayor de 25 años si el agente actúa en calidad de jefe, cabecilla o dirigente de una organización criminal.

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Periodista profesional, egresado de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Me gusta explicar, enseñar, compartir. A lo largo de mi carrera he cubierto casos resonantes que nos ha tenido más horas en la computadora que lo habitual, siempre aferrado a un estilo, que combina datos, análisis, entrevistas, crónicas.