Hace 25 años. La historia de amor la conoce bien la enfermera Selika Paredes, quien participó en esa operación pionera en EsSalud-Arequipa que terminó en matrimonio. ,Cuando a los deudos se les pedía donar los órganos de un ser querido fallecido para un trasplante, se ponían una serie de reparos. Selika Paredes, enfermera pionera en la primera intervención de este tipo en Arequipa, lo recuerda así: "Qué va a ser de mi muertito cuando resucite por la gracia de Dios, no tendrá riñón ni hígado". Esa creencia ha dificultado la cultura de donación de órganos, fundamental para salvar vidas, señala Paredes. Ellas les decía que no teman. Que los pacientes beneficiados y sobrevivientes rezarán los retratos de sus muertitos. Serán sus santos para ellos. PUEDES VER: Jueza descarta que Desalmados sea banda criminal Selika, junto a otros 19 médicos, enfermeras y personal auxiliar, realizaron hace un cuarto de siglo la proeza de transferir un riñón de una persona a otra en el principal hospital de la seguridad social. Pero esa historia no acabó en un simple trasplante, sino que, como arrancada de una novela de amor, juntó para siempre en matrimonio a la paciente y su donante. La enfermera, hoy jubilada, recuerda claramente la historia. Eso la motivó a promover los trasplantes. Selika narra esto luego de recibir el reconocimiento de EsSalud. La ceremonia se realizó ayer y la acompañaron los médicos César Trillo Rodríguez y Abraham Gómez Palacios. Ellos encabezaron este tipo de intervenciones en el sur. Una historia de amor Judith del Castillo era una joven cusqueña de 32 años que sufría de insuficiencia renal desde los 26. Con el paso de los años, su situación se complicaba y hasta los médicos se reservaban el pronóstico sobre su futuro. En 1990, viajó hacia Camaná para visitar a su madre, al molino de arroz donde trabajaba. Allí conoció a su paisano Eleuterio Suca Hacha, quien también llegó a laborar al mismo lugar. Se enamoraron. Dos años después internaron a Judith en el ahora hospital de EsSalud de Arequipa (ex Empleado). Debía estar constantemente con el servicio de Hemodiálisis. Es cuando Eleuterio decide donarle su riñón para salvarla. PUEDES VER: Mujeres ganan menos y tienen poca participación política La intervención se realizó el 12 de noviembre de 1993 y demoró cinco horas. Allí participó el médico Walter Chamamé, promotor de esa nueva Unidad de Trasplante Renal del hospital Carlos Alberto Seguín Escobedo. El 30 enero de 1994, Judith y Eleuterio se casaron en la capilla del nosocomio y sellaron para siempre y con un beso su historia de amor. Donantes de esperanza Así como Judith y Eleuterio, otros 192 pacientes en el sur recuperaron la esperanza de vivir con ayuda de Selika y el equipo de trasplantes de riñones de EsSalud hasta su jubilación en el 2008. Según cuenta la enfermera, viajaron hasta Tacna y Cusco para intervenir a muchas otras personas en necesidad. La presencia de Selika dentro del equipo no era casualidad. Esta aguerrida enfermera cuenta que inició su profesión en Lima, donde ayudó en los dos primeros trasplantes de riñón de la historia del país. Luego fue transferida a su natal Arequipa. Aquí trabajó más de 25 años. Ella muestra un álbum de fotos con varias postales de pacientes y médicos que revelan la felicidad luego de cada trasplante. "Cuando me muera donaré todo lo que pueda, para devolverle la sonrisa a quien lo necesite", finaliza.