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Kamala Harris en la hora de los asesinos, por Mirko Lauer

La estrategia de Netanyahu le está funcionando. Washington ha incrementado la presencia de sus naves de guerra y aviones de combate en la zona.

Era un valor entendido que del avance o retroceso de la guerra en Gaza iba a depender la votación de Joe Biden. La respuesta a esa interrogante ya nunca la tendremos. La cuestión se ha pasado a Kamala Harris, con un giro incómodo: Biden ya es un pato cojo, pero seguirá siendo presidente hasta noviembre, y más allá. Harris puede opinar, pero todavía no decidir.

Las opiniones de la precandidata hoy son para casi todos los gustos: claramente simpatiza con el sufrimiento de la población de Gaza, y a la vez expresa un apoyo indeclinable a Israel. Benjamín Netanyahu está decidido a que lo segundo opaque a lo primero, y va escalando el conflicto en el Medio Oriente para atraer, o incluso obligar, más apoyo bélico de los EEUU.

Para lograr lo anterior Tel Aviv ha desatado una cadena de ejecuciones de dirigentes claves de Hamas, en Líbano y en el propio Irán, y anuncia algunos más. Mientras tanto el ejército israelí se pasea por Gaza causando bajas palestinas a un ritmo parejo, una diaria sacada de vuelta a los pacifistas. No haber logrado detener esas muertes será el baldón de la presidencia de Biden.

La estrategia de Netanyahu le está funcionando. Washington ha incrementado la presencia de sus naves de guerra y aviones de combate en la zona. ¿Esas armas son para disuadir la escalada que todos temen? ¿O más bien para envalentonar todavía más a Netanyahu, hoy por hoy el hombre fuerte del teatro de operaciones Israel-Irán-Líbano-Yemén.

Pero el incremento de la presencia militar de EEUU sirve para señalar que Tel Aviv ya no es la capital imbatible de otros decenios, aunque pretenda conducirse como tal. Para Harris la cosa no será calmar a los halcones israelíes, sino sacar a Netanyahu de en medio de la política de Israel. Sin eso, ella seguirá la suerte geopolítica de Biden.

De modo que no solo se trata de ganarle a Donald Trump y ocupar la sala oval de Washington, sino de alcanzar un acomodo del Medio Oriente que restablezca el peso de los EEUU. Eso tiene que materializarse en la forma de una promesa convincente a lo largo de los próximos 100 días, y Biden tiene que ayudarla en ese empeño.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).