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La cumbre pierde altura

“Como va la cosa, las próximas cumbres de Washington van a tener que funcionar como open houses, a las que bastará presentarse para ser admitido. Más o menos como una sesión de la tolerante OEA”.

Los críticos de la Cumbre de las Américas este año la ven en peligro. Este consistiría en una concurrencia reducida. Bolivia y México han dicho que no asistirán a la reunión de Los Ángeles si Cuba, Nicaragua y Venezuela no reciben invitaciones. Sin México y Bolivia, otros países se verían inclinados a declinar.

Por estos motivos y algunos otros (como presidencias que pronto llegarán a su fin) la cita puede terminar deslucida, en una cumbre pobre en jefes de Estado, señal de malas relaciones entre Washington y América Latina. Pero Joe Biden no puede cancelarla, ni invitar a las tres dictaduras del Caribe. ¿Qué se hace en esos casos? Negociar.

La reapertura de vuelos comerciales Miami-La Habana, y el retroceso en alguna sanción petrolera a Caracas, son obvias señales de interesada buena voluntad. Pero es poco lo que ellas podrán lograr de aquí al seis de junio, cuando comienza la cumbre. Aunque los cubanos bien podrían desanimar a sus defensores, y ganar puntos más al norte.

En cierto modo lo que ha entrado en crisis es la idea que una reunión de gobiernos pro Estados Unidos con algunos marginados equivale a una totalidad panamericana. Con tantos pasos, democráticos o vitalicios, de las izquierdas por el poder, esa crisis de representatividad en las cumbres de EE. UU. se iba a producir de todas maneras.

La unanimidad con que se expulsó a Cuba de la OEA en 1962 no se podría dar en estos días. No solo porque hay gobiernos autoritarios que se asesoran en La Habana para durar. Además el peso de Washington como faro ideológico se ha reducido mucho. Ahora hay antiyanquis en la izquierda y en la derecha, como Jair Bolsonaro (que tampoco quiere ir).

De modo que las cumbres de América Latina, o cualquier otra región, ya no pueden ser 100% democráticas o dictatoriales. La única homogeneidad hacia la cual parece estar avanzando la región es la del populismo. Para Cuba lo que acaba de suceder es una pequeña victoria: siguen cortando el jamón de la izquierda, a control no tan remoto.

Como va la cosa, las próximas cumbres de Washington van a tener que funcionar como open houses, a las que bastará presentarse para ser admitido. Más o menos como una sesión de la tolerante OEA.

La República

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