Ya es la hora de censurar al gabinete

Tras un proceso de hibernación que suspendió el control político, el Congreso decidió ayer interpelar la próxima semana a cuatro ministros, incluyendo al premier Aníbal Torres.

La lista considera al de Energía y Minas, Carlos Palacios, cuya única credencial para el cargo es su vínculo con Vladimir Cerrón –la Contraloría estableció en 2019 que no tenía requisitos para ser autoridad regional de minería en Junín–, quien lo colocó en ese ministerio solo para detener la inversión privada mediante la promoción del conflicto en zonas mineras, y la destrucción de Petroperú con fines delincuenciales.

También a la ministra de Trabajo, Bettsy Chávez, por la huelga de controladores aéreos en coincidencia con el inicio de la Semana Santa, aunque el problema de fondo es que sus políticas solo consiguen, con el camuflaje de ayudar al ‘pueblo’ y a los pobres, destruir empleo con aires autoritarios que están demoliendo la institucionalidad del sector, como ha criticado la OIT.

Y al ministro del Interior, Alfonso Chávarry, lo interpelarán por el papel de la Policía en el paro de transportistas. Aunque ha intentado detener la matonería de Cerrón en la Policía cuando amenazó al jefe de la Dircote, ha cedido en el reparto de puestos para Perú Libre, incluyendo las prefecturas.

Los tres ministros merecen ser censurados por motivos que no necesariamente aparecen en el pliego de interpelación, pero el problema central del gobierno es la cabeza del gabinete, el premier Torres, quien es el obstáculo principal para que el gobierno tenga un rumbo beneficioso para el país. Se trata de alguien que hace del embuste una bandera. Es un provocador para la revuelta absurda y la inestabilidad solo por durar, en complicidad con Cerrón.

Censurar a Torres, sin embargo, implica la ‘primera bala’ que puede llevar al presidente a la disolución del Congreso, que es lo que anda buscando Cerrón, el que realmente corta el jamón en el gobierno ‘de’ Pedro Castillo.

A pesar de ese riesgo, el Congreso debe censurar a Torres para avanzar al final de un régimen tóxico para el Perú.

Será una prueba de fuego para saber si realmente el Parlamento ya decidió desafiar a la ineptitud del gobierno, o si seguirá jugando al puntero mentiroso para evitar el adelanto electoral.