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Nefastos invitados

“El Gobierno viene pasando por agua tibia la acumulación de violentismo que rodea su gestión”.

Podemos imaginar cómo pululan por los pasillos de la administración del Estado burgués. Gente cuya tarjeta de presentación es un pasado o un presente Movadef, que buscan enchufarse de alguna forma en los nuevos tiempos. Algunos apelan a contactos personales, otros a relaciones institucionales con el poder de esta hora.

El aumento en el número de destapes de currículos manchados por simpatías, activas o pasivas, con la violencia hace pensar a algunos en la posibilidad de una invasión organizada. Por lo pronto el sindicato magisterial del Movadef ya ha logrado el reconocimiento oficial a la carrera, y va camino de lanzarse como partido.

Una manera más atenuada de mirar lo que viene sucediendo es que el Pedro Castillo sindicalista y su entorno simplemente no conocen otro tipo de gente que estos senderistas de relancina. Aunque el presidente ha tenido años para hacerse de amigos en Perú Posible, que le servirían con menos protestas.

El objetivo formal del Movadef es lograr la libertad de los principales cuadros de Sendero Luminoso, y para potenciar su activismo alguna vez buscaron la vía electoral, que les fue bloqueada por el JNE. En cierto modo puede decirse que la vía electoral los buscó a ellos, y ahora pueden ser vistos como los parientes pobres de la victoria de Castillo.

¿Qué cosas podría lograr el Movadef en esta nueva situación? Además del acceso a plazas del Estado, que siempre es importante, podría llegar a legalizarse electoralmente y lanzarse a hacer política sin las cortapisas de la institucionalidad democrática. Para esto el beneplácito de Castillo sería un útil peldaño.

El gobierno viene pasando por agua tibia la acumulación de violentismo que rodea su gestión. Parece sentir que es algo que se puede echar al canasto político mediante frases al paso. Al primer ministro y al de Trabajo les importa un pito ser sindicados como simpatizantes o excuadros activos del terrorismo. Por momento hasta parece enorgullecerlos.

Quizás Castillo está suponiendo que nada de esto está carcomiendo su legitimidad como mandatario. Si las cosas llegan al punto de una vacancia presidencial, es casi seguro que haber “normalizado la presencia de Sendero en las altas esferas del gobierno”, como ha dicho Ricardo Valdés, será parte de la argumentación.

La República

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