Lobos vestidos de cordero

La designación de Guido Bellido como jefe del gabinete ministerial generó el rechazo casi general de la opinión pública, incluidos los sectores que le dieron su voto al candidato de Perú Libre en la segunda vuelta electoral. Bellido es procesado por apología del terrorismo y actúa como alfil de Vladimir Cerrón, el férreo jefe de ese partido de ortodoxia estalinista.

La percepción de que el presidente Pedro Castillo ha sido secuestrado por Cerrón domina las redes sociales. Esto explicaría la “decisión” del nuevo mandatario de no despachar desde Palacio de Gobierno, donde hay una serie de mecanismos tecnológicos y burocráticos que registran los ingresos y salidas de todas las personas. Fuera de este recinto no existe ese control. Ahora se dice que Cerrón estuvo en las reuniones que decidieron la composición del gabinete.

En las últimas horas, Bellido se ha dedicado a enviar tuits o mensajes para limpiar su imagen de autoritario, misógino y homofóbico. Invitó a Pedro Francke a manejar el despacho de Economía y Finanzas con libertad para aplicar la política económica del plan del bicentenario. Después publicó otro mensaje para “ratificar mi firme compromiso con la democracia, la gobernabilidad, los derechos humanos y la igualdad plena de derechos”. Francke y Aníbal Torres juraron como ministros de Economía y Justicia pasadas las diez de la noche del último viernes. ¿Cayeron en la trampa?

Está claro que la dupla Cerrón-Bellido ha decidido dar unos pasos atrás estratégicamente para bajar la tensión política de su rechazo y como una forma de sortear la negativa del Congreso a la cuestión de confianza que debe pedir el primer ministro próximamente. Después volverán a la carga.