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El miedo y las ánforas

“Lima siempre estuvo en contra del Perú. Sus elites, sus castas, sus alcurnias, tan ajenas al Perú de Vallejo, de Porras, de Arguedas. Tan bruta y achorada. La Lima de los blancos y los bancos contra el país andino, telúrico, rebelde y ancestral”.

Cito al poeta Octavio Paz: “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… Del miedo al cambio”. En Lima, la ciudad cómoda y cómplice con la corrupción, habita el vórtice de ese idea de la perturbación. Lo denuncié desde que se preparaba la parafernalia del bicentenario. Lima siempre estuvo en contra del Perú. Sus elites, sus castas, sus alcurnias, tan ajenas al Perú de Vallejo, de Porras, de Arguedas. Tan bruta y achorada. La Lima de los blancos y los bancos contra el país andino, telúrico, rebelde y ancestral.

Y ahora, la capital aterrorizada por lo que llaman el comunismo, engendran las formas fascistas para ganar en las calles. Cuento. Me iban a vacunar en el Campo de Marte. No se pudo. Las marchas fujimoristas y la represión llenaron el lugar de bombas lacrimógenas. No a la vacuna. No a la democracia. Y luego mi web de ONPE, que era un tren bala con los resultados, se detuvo. Hay turbulencias y como dice la pituquería, existe un fraude. Entonces tocan las puertas de los cuarteles. No entienden que su derrota es el fracaso de su racismo y discriminación. Luego se disfrazan de Lapadula, agarran sus 4x4 y quieren tomar Lima.

A quien admiré en algún momento, Vargas Llosa, se gradúa de “metete” y echa más leña al fuego. Como el diario Financial Times, que afirma: “Élite de Perú en pánico ante la perspectiva de una victoria de la extrema izquierda en la elección presidencial”. ¿En pánico? No. El Perú no tiene miedo, la Lima de la gente acomodada sí. Pregunto: ¿qué miedo puede tener un pobre? La desesperación es parte de su vida, pero ahí están, bregando contra el drama social.

Escribo esta columna el lunes 14 de junio en la mañana. Pedro Castillo, según ONPE, al 99,935 %, gana por 49.423 votos. Entonces, salvo un milagro mafioso, sería derrotado. O como dice mi sobrino Sebastián Pimentel. Que la derrota de la Lima pituca ha descubierto su lado asqueroso: “Todo lo que NO nace con ideales y prácticas democráticas, solo puede morir como nació, sin voluntad ni acciones democráticas. Ese fue el caso del nazismo, del fascismo, o de Sendero Luminoso. Ese también es el caso del fujimorismo. Los fujimoristas nunca fueron demócratas, solo aparentaron serlo. Su fundación está hecha desde la dictadura y el crimen, desde el robo y el fraude, el engaño y la mentira, desde el autoritarismo y el desprecio a las reglas de la democracia. Hoy espero mi vacuna como la cifra oficial del triunfo del pueblo.

La República

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