Al día siguiente

Hoy debería ser el día más importante del Perú. Se elegirá al nuevo mandatario que dirigirá los destinos del país por cinco años. Sin embargo, lo trascendental será lo que ocurra al día siguiente. Llegamos a esta elección en un ambiente altamente conflictivo, polarizado, de agresiones entre los contrincantes y sus seguidores. Concluido el evento electoral, será necesario iniciar la reconciliación y poner fin a la violencia y a las recriminaciones entre peruanos.

El primer paso será la obligación de los candidatos Pedro Castillo y Keiko Fujimori de reconocer públicamente el resultado de las elecciones. Cualquier denuncia de fraude puede incendiar la pradera, movilizaría las huestes de una y otra parte, abriendo el cauce de la violencia y complicando la crisis sanitaria que vive el país por la pandemia.

No hay ningún antecedente cercano del alto grado de polarización y enfrentamientos por un evento electoral. La referencia más próxima data de 1931, con las campañas por la presidencia entre Haya de la Torre y el comandante Luis M. Sánchez Cerro. Fue el enfrentamiento del APRA antioligárquico y antiimperialista, que movilizó a las provincias y a los trabajadores del campo y la ciudad, contra la derecha oligárquica y conservadora que controlaba el poder desde la fundación de la República. Según el historiador Jorge Basadre, ese enfrentamiento generó una situación de crisis revolucionaria en el Perú que se prolongó por varios años.

¿Estamos a las puertas de un conflicto similar actualmente? El país espera una actitud serena de los candidatos de Perú Libre y Fuerza Popular al momento de recibir los resultados electorales y una actitud madura de sus seguidores.