Precio del dólar HOY, martes 7 de mayo

¿Perder amigos en elecciones?

“Solo puedo concluir que, aunque resulta muy difícil, practiquemos la tolerancia, pero eso pasa también por exigir respeto a nuestro espacio y pensamiento”.

Todos, en mayor o menor medida, debemos estar padeciendo lo mismo. No es que en pasadas elecciones los debates entre amigos y familiares hayan sido un campo de rosas, pero de todos los procesos vividos, mi percepción es que este es el más polarizado y violento. Mis grupos de chat, en su mayoría, replican la violencia e intolerancia de las redes sociales.

Pero una cosa es leer mensajes cargados de violencia, racismo y todo tipo de discriminación de gente desconocida o distante, a leerlos de puño y letra de personas queridas y respetadas. Es diferente ver a trolls y otros inescrupulosos compartir fakes a diestra y siniestra y otra ver a amistades y familiares con cierto nivel de criterio hacer lo mismo. Peor aún, que los difundan sabiendo que son falsos. ¿No es acaso decepcionante?

No digo, por supuesto, que nos neguemos al debate. En 2018 la politóloga mexicana Cynthia Ramírez escribió un artículo titulado ‘¿Cuántos amigos vas a perder en estas campañas electorales?’. Ese año hubo elecciones en México y López Obrador fue elegido presidente tras una campaña muy polarizada. ¿Así de frágiles son nuestras “amistades”, así de flaco es nuestro compromiso con el debate, así de delgado tenemos el cuero?, se preguntó Ramírez cuestionando a quienes bloquearon a los “amigos” que pensaban distinto o de plano se negaban a debatir. En lo personal, confieso que en el proceso actual decidí evitar cualquier debate, por lo menos en Facebook y algunos chats de WhatsApp, para evitar la confrontación en estos días de ánimos caldeados. Concuerdo, en líneas generales, con Ramírez, pero me pregunto también cuál debería ser el límite de nuestra tolerancia. ¿Toleramos los discursos de odio y las mentiras solo porque estos provienen de gente querida? ¿Qué pasa cuando estos discursos vienen de personas medianamente conocidas?

Con estos últimos, la verdad, no he tenido paciencia porque me sentí invadida. Nunca escriben, apenas hablamos y me mandan mensajes abiertamente opuestos a mis pensamientos para “obligarme a pensar” o “ayudar a informarme”. Solo puedo concluir que, aunque resulta muy difícil, practiquemos la tolerancia, pero eso pasa también por exigir respeto a nuestro espacio y pensamiento.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.