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Crisis en el Grupo de Lima

“El Grupo de Lima ha demostrado ser una instancia inviable para intermediar en la crisis de Venezuela. En primer lugar, la oposición forma parte de este y el gobierno de Maduro no lo reconoce”.

La solución de la crisis política y humanitaria en Venezuela forma parte de los temas complejos en el tablero internacional. El país es escenario del enfrentamiento político y diplomático entre EE. UU., por un lado, y China y Rusia, por el otro.

Mientras que el primero busca la salida de Nicolás Maduro mediante el financiamiento a la oposición y un drástico bloqueo económico -ejercido también por la Unión Europea (UE)-, los otros lo respaldan en el Consejo de Seguridad de la ONU y le dan oxígeno a su economía.

El Perú, junto a trece países latinoamericanos, ha intermediado en esa crisis desde el Grupo de Lima, instancia creada en agosto del 2017 por iniciativa de John Bolton, exconsejero de Seguridad de Donald Trump, ante la imposibilidad de lograr los votos suficientes en la OEA para sancionar al gobierno de Maduro, quien se hallaba inmerso en una violencia interna creciente que reclamaba su salida.

El 23 de enero del 2019, Juan Guaidó, entonces presidente legítimo de la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente interino de Venezuela. Mauricio Claver-Carone, entonces asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, diseñó un plan express para derrocar a Maduro.

Este incluyó recursos para mantener representaciones diplomáticas paralelas, manipulación de ayuda humanitaria con fines políticos, asfixia económica e invocaciones a las Fuerzas Armadas de Venezuela para que reconocieran a Guaidó como presidente.

El Grupo de Lima adquirió protagonismo cuando avaló y se sumó a algunas de estas acciones. Claver-Carone consideraba que con ese plan Maduro no sobreviviría en la presidencia.

El problema es que no sopesó adecuadamente que la poco disimulada injerencia del gobierno estadounidense en Venezuela cohesionaría más al cogobierno cívico-militar de ese país.

Mientras tanto, durante su presidencia interina, Guaidó no solo no logró unificar a la oposición, sino que esta terminó sumamente fraccionada. Además, fue acusado de hacer mal uso de los fondos donados para apoyar el plan destinado a derrocar a Maduro (por el Washington Post). Así, un Guaidó debilitado optó por no participar en las elecciones para renovar la Asamblea Nacional en diciembre pasado, con lo cual perdió el artilugio legal para ser avalado como presidente interino.

La UE no lo reconoce más, mientras que el nuevo secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, ha anunciado que continuará con la política de Trump. En este escenario, el Grupo de Contacto Internacional (GCI), liderado por la UE, se ha vuelto a hacer presente y ha invocado al diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición.

El GCI surgió en 2019, cuando Guaidó asumió la presidencia interina. Entonces, propuso elecciones transparentes en el marco de la Constitución venezolana y que la ayuda humanitaria se entregara bajo estándares internacionales.

El GCI se ha fortalecido recientemente con la incorporación de dos miembros del Grupo de Lima (Chile y Argentina) y de República Dominicana. Por el contrario, el Grupo de Lima ha perdido a uno de los países fundadores, ya que Argentina oficializó su retiro la semana pasada. Desde el cambio de gobierno en diciembre del 2019, este país había dejado de participar en esa instancia, al igual que México, que permanece en el Grupo, pero no participa ni suscribe sus comunicados.

El Grupo de Lima ha demostrado ser una instancia inviable para intermediar en la crisis de Venezuela. En primer lugar, la oposición forma parte de este y porque el gobierno de Maduro no lo reconoce como interlocutor, dos aspectos que son fundamentales para actuar como grupo mediador.

A esto se suma que ha terminado avalando acciones que han agravado la situación de la población venezolana, lo cual continúa agudizando los flujos migratorios a los países vecinos. La Cancillería peruana debería evaluar la posición de nuestro país en este escenario. Lamentablemente, el gobierno de PPK cometió el desacierto de permitir que el mecanismo de coordinación política llevara el nombre de nuestra ciudad capital, lo que resulta particularmente incómodo en esta situación.

SEIS LÍDERES DE UNASUR EXIGEN DISCULPAS A ESPAÑA, FRANCIA, ITALIA Y PORTUGAL

BOL01. COCHABAMBA (BOLIVIA), 04/07/2013.- Fotografía cedida hoy, jueves 4 de julio de 2013, por Presidencia de Argentina que muestra a (de izquierda a derecha), el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; de Argentina, Cristina Fernández; de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa, durante un acto en Cochabamba paralelo a una reunión de emergencia de la Unasur para analizar la crisis abierta con los países europeos que denegaron el tránsito aéreo al avión oficial de Evo Morales el pasado martes. Los presidentes de seis países miembros de la Unasur exigieron a España, Francia, Italia y Portugal que pidan "disculpas públicas" por este "acto insólito, inamistoso y hóstil", de acuerdo con el manifiesto aprobado por los asistentes. EFE/Presidencia de Argentina/SOLO USO EDITORIAL

La República

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