La ultraderecha cucufata
Los graves peligros de la candidatura de López Aliaga.
El mayor riesgo del eventual avance electoral de Rafael López Aliaga hacia la presidencia de la República, o hacia una bancada parlamentaria que sea influyente, es que sus afiebradas ideas religiosas que se le van conociendo en el desarrollo de la campaña signifiquen un severo retroceso de las libertades individuales, gracias a la coronación del persistente –y hasta hoy infructuoso– esfuerzo del sector ultraconservador del país, para imponer sus visiones, excluyentes de otras, sobre cómo deben vivir los peruanos.
Ayer, en Exitosa, consultado sobre cómo lleva el voto de celibato –decisión personal a la que obviamente tiene derecho–, López Aliaga dijo que, “cuando veo un ‘mujerón’, le digo a la Virgen María ‘tú eres más bonita’. Estoy tan enamorado de la virgen María, que me llena de paz, alegría y fortaleza”.
Agregó que recurre a la autoflagelación, pero “no para controlar el deseo, sino para unirme a la pasión de Cristo, no lo voy a negar, es una práctica de unión y amor a la pasión de Cristo, usar un cilicio no es doloroso, en mi caso ya tengo hasta callos, ya son 40 años”.
Esta modesta columna tiene respeto por las ideas religiosas de cada persona, mientras ello no implique afectar los derechos de los demás, y eso es lo que más preocupa de una candidatura como la de López Aliaga, pues explica sus puntos de vista agresivos sobre el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, y, en general, todo lo que le parezca que violenta su forma de ver la vida.
Esto no es un debate sobre su posición de ultraderecha, que sea apoyado por el sector más corrupto del Apra –o sea, casi todo lo que queda de ese partido–, sobre los impuestos que no paga, o sobre otros cuestionamientos legítimos a su intención de ser presidente.
La candidatura de López Aliaga es el nuevo intento del sector ultraconservador para concretar el control de los medios, la educación, los gobiernos y, en general, de todas las instancias que requieran para imponer sus afiebradas visiones religiosas. Es parte del mismo esfuerzo que, desde hace dos décadas, con el cardenal Juan Luis Cipriani a la cabeza, quiere apropiarse de la forma de vida de los peruanos.
Eso no debe pasar. Esta columna no hace campaña a favor de ningún candidato, pero sí contra esa candidatura.
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