Sabotaje a la democracia y la vacunación
Aprovechamiento del miedo al virus en tiempo electoral.
La emboscada realizada el viernes en la noche en el canal de Erasmo Wong no solo incluyó el intento de otro golpe de Estado, sino un sabotaje a la vacunación, lo cual debilita la candidatura de Rafael López Aliaga, quien trató de aprovecharse de esta celada social.
La versión de la inutilidad de la vacuna china se cayó gracias al análisis de expertos independientes y de los propios responsables del estudio, pero el daño social ya es enorme pues fortaleció el temor de la población a las dosis.
Eso pretende el sector político con el médico Ernesto Bustamante, quien hoy dice que no estuvo como el candidato de Fuerza Popular que parecía, y que ahora reconoce que el canal le hizo llegar el documento solo un día antes.
Al respecto, fue oportuna la distancia que Keiko Fujimori tomó del intento de vacancia del presidente Francisco Sagasti, lo que al congresista Otto Guibovich (AP) –sugerido por López Aliaga como ‘presidente’– le tomó 48 horas, mediante un non-denial denial, y recién cuando el putsch ya había fracasado.
Según un estudio reciente de Kaspersky y Corpa sobre la desinformación en América Latina, realizado entre diciembre de 2019 y enero de 2020, los peruanos son las principales víctimas de las fake news (79%), seguidos de los colombianos (73%) y chilenos (70%).
El uso político de ese océano de la desinformación debe ser contrarrestado con información experta, certera y oportuna, un terreno en el que el gobierno sigue teniendo fallas clamorosas, lo cual es aprovechado en este período electoral, especialmente por los miedos que genera la pandemia.
Erasmo Wong y sus hermanos crearon un grupo muy apreciado en la cadena comercial que construyeron gracias al respeto cabal al cliente, pero eso se ha desvirtuado en el camino, como se comprobó en el restaurante Brujas de Cachiche, donde quisieron favorecer de un modo ilegal su dulce interés en Andahuasi, y ahora recurre, con algunos de los mismos protagonistas, a las peores prácticas de esos broadcasters que –como Baruch Ivcher y Genaro Delgado Parker– creían que tener el poder de una pantalla daba derecho a todo, incluyendo perjudicar a la ciudadanía a favor de sus deseos, lo cual no se excusaría por ningún ‘arreglo’ con López Aliaga para usar su canal.
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