Del pato rengo al pato a la parrilla

La marea está subiendo para el presidente Martín Vizcarra, debilitando con tal rapidez su situación política que podría convertirse, en el escenario optimista para él, en ‘pato rengo’ hasta el final de su mandato; y, en el pesimista, que incluso no pueda terminarlo.

El problema del presidente Vizcarra es que las evidencias por haber recibido sobornos por obras públicas realizadas durante su gestión como gobernador en Moquegua se van acumulando, a partir de testimonios de aspirantes a colaborador eficaz, conformando investigaciones que recién se podrían convertir en acusaciones desde el 29 de julio de 2021.

Son testimonios que informan de actividades ilícitas que habría cometido Vizcarra y que deben ser debidamente investigadas, corroboradas y llevar si corresponde a acusaciones de la fiscalía ante el poder judicial.

Pero, mientras eso ocurre, no hay duda de que estas informaciones tienen consecuencias políticas negativas para la presidencia de Vizcarra.

Primero, se debilita la imagen del presidente, pues estas denuncias golpean en su línea de flotación marcada por la lucha anticorrupción.

Segundo, no obstante que ya queda poco tiempo para la elección presidencial y el final del gobierno de Vizcarra, este congreso es imprevisible y ha quedado con sangre en el ojo, por lo que, en cualquier momento, podría reactivar otra vacancia, como lo está insinuando el vocero de AP Ricardo Burga, quien recomienda al jefe del estado “pensar en dejar la presidencia”. Aún es difícil que eso suceda, pero no se puede descartar un nuevo ímpetu por la vacancia si aparecieran nuevas denuncias.

Ayuda al presidente que estén cayendo los registros de contagios y muertes por covid-19, pero una segunda ola que muchos temen, incluso en el gobierno, lo debilitaría mucho más.

Si se debilitara, en la campaña la mayoría de candidatos se dedicaría a criticarlo con agresividad, y, por todo lo descrito, su capacidad de influencia sobre el curso de los hechos, es decir, su poder, decaería gradualmente.

Así, en el escenario optimista para el presidente Vizcarra, él se iría convirtiendo en pato rengo, pero no se puede descartar que las circunstancias lo lleven a terminar como pato a la parrilla.

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