Salen a morir para no morir

"Tenemos 10 millones de pobres y un puñado de ricachones de la usura. Esa es la única verdad”.

Muchos creen que con la vacuna se acaba la pandemia. No es cierto. De los millones de infectados hoy en el mundo muchos morirán sin más. Cierto que se trabaja contra el reloj y que hay 160 vacunas candidatas y rastreadas por la OMS y que se aplicarían recién en el 2021. Pero el virus vive hoy junto a usted. La vacuna es otra cosa.

Y en estas horas nos seguimos infectando. Es el peor momento y en el mismo escenario. Amén que se ha metido en nuestra casa el estrés, el miedo y la angustia. Y nos siguen engañando. El domingo la ministra de Salud afirmaba, por ejemplo, que en Tacna no existe problema alguno con el virus. Falso. En Tacna los muertos en bolsas negras pueblan las calles y ya no hay oxígeno.

Así, otra vez las mentiras. El discurso oficial adulterado y la multiplicación de los cadáveres. ¿Y los culpables? Bien gracias. El mismo Gareca decía que echarle la culpa “a la gente” es una estupidez. Que los peruanos salimos a las calles para llevar algo a la casa, y sentenció: ¡Salen a morir para no morir!

Pero la gente es la sociedad. Y la sociedad es informal y anómica. Entonces, nos debemos otra solución. No sirvió la cuarentena ni el lávate las manos. No. El drama será peor. Tenemos 10 millones de pobres y un puñado de ricachones de la usura. Esa es la única verdad. Y esto debe cambiar.

La República

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