¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

La trama y el desenlace

“El presidente cuenta ahora con un gabinete con mayor peso político y esperemos que Vizcarra sea menos vocero de Vizcarra”.

El nuevo presidente del Consejo de Ministros asumió el cargo con una frase: “sudor, honestidad y conducta democrática…”, que evoca el espíritu churchiliano durante la Segunda Guerra Mundial. Expresión pertinente si, como dice la responsable de economía, puede que las consecuencias económicas de la pandemia sean equivalentes a las vividas luego de la guerra con Chile, la mayor de nuestra vida republicana.  Y esa es la realidad que nos toca enfrentar, pero pareciera que todavía no todos asimilan la gravedad de la situación.

El Congreso enredado en su entusiasmo electorero y el gobierno buscando quedar bien en la foto no ayudan a ponernos de frente ante la trama que nos toca vivir. Y, a diferencia de la prosa del trovador uruguayo, acá nos importa el desenlace. Los historiadores sabrán analizar los paralelos con la Guerra del Pacífico no solo por sus consecuencias económicas sino por el desfile de desencuentros de intereses donde cada uno apunta a lados diversos. Por eso es bueno recordar los aportes del trabajo de Agenda Perú cuando planteaban la metáfora de la trama y la urdimbre. Se mencionaba que las políticas públicas (otro tipo de trama) no podían funcionar si no se hilaban adecuadamente con la urdimbre institucional.

En un año, Cateriano ni Vizcarra podrán implementar grandes cambios en políticas públicas, pero para lograr que las acciones para combatir la pandemia, reactivar la economía y asegurar la continuidad democrática sean mínimamente efectivas, necesitan lazos productivos con el Congreso, los diferentes niveles de gobierno, el sector privado y la sociedad organizada. Y lo mejor sería un poco de humildad de todos lados.

¿El sector privado es el gran salvador? No es necesario echar mano a los conflictos mineros, basta un análisis somero de los reclamos que se hacen al mal servicio de muchos de los proveedores de telecomunicaciones, seguros de salud que no funcionan, aglomeraciones en el aeropuerto, negocios diversos que están rebasados por el comercio digital, clínicas que inflan costos y un largo etc. para ver que ahí también hay pendientes. Muchas veces no es solo falta de eficiencia sino una desconsideración que dista mucho de una lógica de mercado. El sector público tiene protagonistas con buenas prácticas, pero tampoco está para inflar el pecho. Y la sociedad civil tiene diversos emprendimientos, pero muchas veces desarticulados.

Así anda nuestra urdimbre y con eso tenemos que cubrirnos.  El presidente cuenta ahora con un gabinete con mayor peso político y esperemos que Vizcarra sea menos vocero de Vizcarra. El gran reto de Cateriano será hilvanar sobre la marcha. La ciudadanía espera y tiene cierta imagen del sector privado como eficiente, pero desconfía de sus motivaciones, eso se ha visto en sinfín de estudios y los empresarios lo saben. La población no tiene una buena imagen ni experiencias con los servicios del Estado, pero deposita ahí la esperanza del cuidado de sus intereses. La organización civil está desarticulada y la desconfianza prima con relación a su propio capital social, pero ahí sigue latiendo uno y otro esfuerzo. Mejor mirarnos bien al espejo, articular la trama y buscar un buen desenlace.

(*) Profesor/investigador Universidad de Lima

Hernán Chaparro (*)