David Sulmont. Profesor y director del Instituto de Opinión Pública de la PUCP. , En la siguiente entrevista, el profesor David Sulmont, director del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), analiza la reciente decisión del Jurado Electoral Especial sobre las candidaturas de Julio Guzmán y César Acuña. “Decir que hay un fraude me parece una gran exageración, pero esta elección se ha vuelto más controversial de lo que debería”, advierte. PUEDE LEER. Julio Guzmán apelará el lunes el fallo del JEE que lo saca de elecciones Julio Guzmán y César Acuña están casi fuera de la elección. Si se concreta su salida, ¿qué podría ocurrir con el proceso? Si el JNE saca a estos dos candidatos de la competencia va a introducir un elemento muy controversial. Eliminar a dos contendores respaldados por un 25% del electorado, a un mes de las elecciones, no ha ocurrido antes. El precedente más inmediato es la exclusión de Kouri en las municipales del 2010, que alteró completamente el panorama de entonces, pero son casos distintos. Incluso, los casos de Guzmán y Acuña son diferentes. Exacto. Y fueron presentados como parte de un solo paquete. Y eso añade más confusión, de forma voluntaria o involuntaria. Si es lo segundo, es un error de cálculo político de las autoridades electorales, que si bien son autoridades especializadas, también deben darse cuenta de en qué contexto están. Presentar al mismo tiempo dos casos diferentes genera ante la opinión pública la percepción de que ambos violaron la ley de manera similar. ¿Por qué cree que se llegó a una situación así de absurda, en la que, a un mes del proceso, no se sabe quiénes participarán? Esto ha sido generado, primero, por la incapacidad de legisladores, ciudadanos y medios de empujar hacia una reforma electoral más coherente. Incluso, la aprobación tardía (de reformas) ha introducido confusión. Ante la debilidad de los partidos políticos se tiene la pretensión de que un ordenamiento reglamentarista creará instituciones sólidas. Bajo ese criterio, las instituciones serían aquellas con la papelería ordenada. Así es. Mire, hay una actuación que, yo diría, es bastante incompetente de las autoridades electorales, sobre todo en el caso de Guzmán. ¿Por qué? Porque si se detectaron errores en diciembre, ¿cuál es la razón para tomarse tres meses para adoptar una decisión? Es una muestra de incapacidad impresionante. Como si en un partido de fútbol yo anotara un gol al minuto 3 y al árbitro se le ocurriera anularlo en el 80. Lo de Guzmán debió haberse definido hace dos meses. La decisión, hoy, ya no debería ser quién participa en las elecciones, si no quién va a ser el presidente y ejercer el poder en los siguientes cinco años. Más allá de la cuestión jurídica, la decisión que se adopte (en el JNE) podría determinar quién será el próximo mandatario, cuando esa debería ser una prerrogativa de los ciudadanos que votamos. Estamos en un proceso en el que el protagonista resulta ser el árbitro. Diario La República Mientras que el debate sobre ideas ha sido reemplazado por uno legal muy enredado. Se nos ha expropiado, para decirlo de alguna forma, la opción de debatir sobre educación, desaceleración económica. Problemas nos sobran pero la manera en la que las autoridades electorales se han comportado nos ha quitado la posibilidad de enfrentarnos a un debate político de asuntos de fondo. En cambio, estamos discutiendo sobre leguleyadas. Esta es una erosión enorme de la calidad del debate. Una campaña siempre tiene ataques, claro, pero en provecho de la discusión sobre miradas distintas del país. Todas estas marañas legales y jurídicas generan mucho ruido. Y eso es responsabilidad de las autoridades que no resolvieron la situación cuando debieron. Un policía no para el auto que se pasa la luz roja diez kilómetros después. Hay un elemento adicional, y es que se ha empezado a sugerir que el propio calendario electoral se puso en riesgo. Exacto, porque las elecciones requieren una logística tremenda, que incluye imprimir millones de cédulas electorales. Eso necesita planificación y lo que está ocurriendo va en contra de un proceso normal. Uno puede discutir si las normas sirven o no. El punto es que existen. El argumento que señala que no se puede admitir una candidatura que ha incumplido esas reglas vigentes tiene también un sustento lógico. Pero hay que tener en cuenta algunas cosas. Las reglas están pensadas para defender una serie de principios superiores, en este caso derechos constitucionales como la participación política. Un juez no es una computadora, que aplica un algoritmo. Un juez puede y debe interpretar los hechos en función de la reglamentación. De hecho, el propio presidente del JNE, con su voto en minoría en el fallo de hace días... Privilegió el derecho a participar de Guzmán. Así es. Porque, lo que está fuera de duda es que todos los miembros del TTP quieren que Guzmán sea su candidato. Finalmente, los hechos cuestionados ocurrieron el año pasado. Si son tan graves, que invalidan todo lo posterior, ¿por qué no se detuvo la candidatura hace dos meses? Todo esto en lo que el JNE se ha metido genera dudas. Los que van a votar no son expertos en derecho electoral. Esperan, en cambio, que las cosas funcionen con normalidad. Vale la pena preguntarse si todos los partidos han cumplido al pie de la letra la legislación. Efectivamente. Las reglas son importantes porque sirven a un fin superior, porque garantizan la libertad, la participación, la igualdad. Hay maneras de interpretar las reglas para favorecer el ejercicio de los derechos. Este debate, en estos momentos, le hace mucho daño al proceso. Ahora, lo de Guzmán tiene que ver con la infracción de procesos internos. El caso de Acuña es distinto. Es verdad, lo de Acuña obedece a un marco totalmente diferente. Lo que pasa es que aparece como mezclado con lo de Guzmán, cosa que está mal. Es cierto que la ley dice, taxativamente, que la contribución (económica) del candidato supone la exclusión del proceso. La defensa de Acuña es que esa ley no se aplica a su caso. Si bien la jurisprudencia es más clara en este caso, la norma no tiene proporcionalidad. La única sanción posible es ‘te saco’. ¿Cree que hay detrás una lógica excesivamente legalista? Yo creo que todo este fetichismo compulsivo por las normas es, para algunas personas, el sustituto de instituciones sólidas. Todo esta discusión, sin embargo, está erosionando un principio fundamental: los ciudadanos de un país democrático merecemos elecciones libres y transparentes, con la confianza de que las autoridades decidirán con justicia. Que a uno le guste Guzmán o no, pasa a un segundo plano. De acuerdo. ¿Cómo se sentirían los fujimoristas si su opción política, que representa a un tercio del electorado, se viera excluida por un razonamiento legal estrecho? Las elecciones son el momento en el que las posiciones contrapuestas se confrontan con la seguridad de que el voto es el que decide y no una tacha o el razonamiento de un abogado o juez. A un mes, ¿no deben ser los ciudadanos los que castiguen a los candidatos? Uno ve en las encuestas que los ciudadanos sí tienen la capacidad de castigar. El descenso de Acuña no es porque le regaló plata a alguien, es porque hay evidencias contundentes de que ha plagiado y engañado. Yo diría que, políticamente, excluir a dos candidatos a un mes de las elecciones es algo fuera de tiempo. Debió hacerse hace tiempo. No voy a decir que hay un fraude, eso me parece muy exagerado, pero esta elección se ha vuelto mucho más controversial de lo que debería.