Fundador del Festival de Cine. El director teatral vuelve a la dirección con la obra Dos hermanas, una comedia negra que aborda el machismo. Por otro lado, opina de la coyuntura. ,Luego de tres años de dejar la dirección del centro cultural y el Festival de Cine de Lima, Edgar Saba dirige Dos hermanas (del colombiano Fabio Rubiano), protagonizada por Sandra y Cécica Bernasconi. “Trata del machismo latinoamericano y es muy divertida, pero toca este drama tan insertado en nuestra sociedad, desgraciadamente. Pensé que podía ser importante dirigir la historia de dos mujeres que, curiosamente, también son machistas”, comentó por teléfono durante los últimos ensayos. - La obra empieza con la escena final, ¿no? Con una maleta en la que estaría el cuerpo de ‘García’. -Sí, tiene una estructura muy atractiva, en la que hay algunas variaciones. La última comedia que hice fue Una vida en el teatro, con Alberto Ísola y Renzo Schuller, no suelo dirigir comedias, pero esta vez me animé porque creo que era muy hermoso unir a las hermanas y colaborar con este teatro, es fundamental apoyar estas iniciativas. PUEDES VER: Nicole Pillman: “Herencia: La Película hará sentir al público más peruano que nunca" - ¿No es un tema aparte que la escriba y dirija un hombre? Sí, porque a lo mejor también yo soy un poco machista, ¿no? Creo que de eso no se salva nadie (ríe). Pero en realidad, el tema profundo de la obra es cómo dos hermanas que se ‘pelean’ por un mismo hombre terminan aliándose para matarlo. El tema profundo es el desamparo en el que vivimos, el desamparo de la mujer y también del hombre, porque ‘García’ es un ‘pobre hombre’ que ha sido absolutamente envuelto en lo arcaico, en el machismo. - ¿Plantea las dificultades de dejar lo impuesto? Sí, plantea eso, que la única forma de salir (del machismo) es tomando conciencia. Siempre he pensando que no es la verdad sino la conciencia lo que nos hace libres. A pesar de que en la obra las mujeres ‘se pelean’ por un hombre, poco a poco se dan cuenta de que no lo necesitan y pueden vivir su propia libertad. Eso es lo que produce el movimiento escénico y el desarrollo del espectáculo. - Antes dirigió Dueto en mí, también protagonizado por una mujer... Es que en realidad creo que siempre me ha interesado el mundo femenino, la sensibilidad, son mundos extraordinarios. Siempre he admirado a (Ingmar) Bergman por eso (sonríe). Y pienso que a partir de los 28 años, las mujeres realmente se convierten en seres superiores a los hombres. Me van a matar por lo que digo, pero son excepcionales: tienen más capacidad de trabajo, están más pegadas a la tierra, a la realidad. - Hablando de realidad, escribió Bertolucci nunca vino a cenar como un reclamo al manejo de la cultura. ¿Qué está pasando ahora? Es fundamental una ley de patrocinios y he peleado bastante por eso. Los cineastas terminan vendiendo su casa para hacer su película, ¿no? Es que existe un impulso inevitable de creación, es decir, los artistas de cualquier sector –los verdaderos, los auténticos– saben que si no crean, se mueren. El problema es que los gobiernos de turno saben que es inevitable, entonces dicen: “que sigan creando, no les vamos a dar apoyo”. La cultura es un derecho, es como si uno se parara al costado de su realidad para poder mirarla. - ¿Tiene que ver con la coyuntura, la corrupción, la política? La crisis por la que pasa el país es porque los políticos tienen una falta de cultura impresionante. ¡No pueden reflexionar! La crisis que vivimos es porque los políticos no se detienen un segundo a reflexionar qué es lo que provocarían si cometen algo ilícito. Y eso es tremendo. La crisis es por falta de cultura, que no es saber cuáles son las obras de Shakespeare ni es haber leído todo Cervantes. La cultura es la capacidad para poder reflexionar sobre su propia vida. - ¿Vio apertura cuando fue director del festival? ¿Cree que habrá más cambios? Pienso que el apoyo del cine ha mejorado. Deben existir subvenciones no necesariamente para que los artistas ganen más. No creo en los conceptos del teatro político, porque el teatro lo que hace es convertir el pueblo en persona, y la política lo que intenta es convertir al pueblo en masa. Y la masa es fascista. - Cambiando de tema, ¿dejó la dirección del festival porque tenía pendiente escribir? No, no... creo que era importante dejar a gente joven. Yo fundé y creé el festival y creo que ha sido fundamental, se ha convertido en un hito y espero que no se abandone. Es bueno saber dejar las cosas en el momento que deben dejarse y que entren nuevas generaciones, no agarrarse a los puestos. - Eso es muy político, ¿no? Es un problema muy delicado porque tiene que ver con el poder y no con el deseo de querer hacer algo, porque al final uno hace las cosas por cariño, ni siquiera por reconocimiento, porque hay cosas que ni siquiera se reconocen. - ¿Cuándo veremos en escena su obra, ¿Quién mató a José María Arguedas? Para el 2019. Es un thriller, una novedad, te aseguro que va a ser un tema muy polémico.