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Domingo

El regreso de los ‘teléfonos tontos’

Los viejos celulares que no tenían acceso a las redes sociales y tampoco contaban con sofisticadas cámaras de fotos viven un renacimiento. Es la respuesta inesperada a un mundo hiperconectado.

Regreso. En 2021 se vendieron mil millones de “teléfonos tontos” en todo el mundo.  Foto: EFE
Regreso. En 2021 se vendieron mil millones de “teléfonos tontos” en todo el mundo. Foto: EFE

El escritor londinense Max Fletcher contaba hace unos días en el diario The Guardian que aprendió a valorar a los viejos celulares, esos que no llevan el pomposo título de smartphone o teléfono inteligente, después de un robo.

Ocurrió hace 15 años, sus amigos fueron asaltados junto a él y lo primero que pidió el ladrón fueron sus teléfonos. Los recibió todos. Pero cuando vio el aparato de Max, un Nokia 1110 que tenía el teclado sujeto con una banda elástica, el maleante reaccionó indignado. “No, esto no, amigo”, dijo, se lo devolvió y se marchó.

La verdad es que frente a los Blackberrys de sus amigos, el teléfono de pantalla diminuta y teclado plateado no despertaba la codicia de nadie. Así que Max se quedó con él hasta 2011 y lo reemplazó por otro similar con el que trabajó hasta que llegó la pandemia.

Recién el 2021 aceptó un iPhone 5 que su madre le obsequió para integrarlo al grupo familiar de WhatsApp. Pero durante todo el tiempo que se resistió a trabajar con un smartphone el escritor justificó su decisión de esta manera: Quizá un teléfono inteligente le hubiera servido para descargar la aplicación de un servicio de taxi que en cuestión de segundos le resolviera el tema de ir de un lugar a otro, pero jamás hubiera conocido realmente la ciudad, o cómo desplazarse por ella sin depender de un aparato.

O lo que era peor, quizá esa aplicación de taxi fuera 100% eficiente, pero el costo era el registro y uso de sus datos personales. Así que él estaba mejor con un teléfono que solo mandaba mensajes de texto y que le permitía hacer llamadas.

Max puede parecer un caso raro, pero no lo es. De acuerdo con la BBC, los viejos celulares, bautizados como “teléfonos tontos”, en contraposición a los smartphones, viven un renacimiento. Entre 2018 y 2021, las búsquedas en Google sobre estos aparatos aumentaron en un 89% (según un estudio de la firma SEMrush).

Y lo que es más llamativo, si el 2019 se vendieron 400 millones de unidades de estos teléfonos en todo el mundo, el 2021 la cifra subió a los mil millones. Es más, un estudio de Reino Unido confirmó que de cada 10 usuarios de teléfonos móviles, uno usaba un teléfono tonto.

Hay un modelo asociado a este fenómeno: el Nokia 3310, lanzado en 2017 y del que sus fabricantes destacan dos cosas para competir con los multifuncionales smartphones: la duración de su batería, puede permanecer 30 días sin necesidad de recarga, y su tiempo de vida útil: este sencillo modelo de colores chillones está lo más alejado posible del concepto de la obsolescencia programada y puede durar por años. Otros modelos que entran en la categoría de tontos son el Alcatel 1066D, el Cat B30 y el Nokia 216 DS.

Con el estreno en Netflix, en enero de 2020, del documental “The social dilemma”, que describía con detalle el tiempo que desperdician los usuarios de las redes sociales (en un minuto se publican alrededor de 347 mil historias en Instagram, en WhatsApp se envían 41,6 millones de mensajes y 319 personas abren una cuenta en Twitter), compañías que prometen alejar al público de estos servicios presentaron nuevos productos.

Así hizo su aparición Light Phone II, un teléfono que se anunciaba como una barrera entre sus propietarios y el internet. “Un teléfono es una herramienta y debería servirle a usted como usuario, no al revés. El Light Phone II es un teléfono que realmente te respeta”, reza la presentación de su sitio web.

Este aparato permite llamar, enviar mensajes de texto, configurar alarmas, escuchar podcast y música, pero evita los correos electrónicos, las redes sociales y las aplicaciones de noticias. Para algunos es el paraíso de los antisociales, para otros es una manera de escapar y tomarse un respiro de un mundo hiperconectado.

Periodista formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es editor y reportero del suplemento Domingo de La República. También ha publicado en el diario El Tiempo de Colombia y La Tercera de Chile. Fue reportero de la sección política de este diario. Tiene un blog sobre fantasía (cuervosobrepalas.wordpress.com) y otro en el que comenta su trabajo periodístico (cambiodetitulares.wordpress.com)