Salomón LernerExpresidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Exrector de la PUCP. Doctor en Filosofía por la Universidad de Lovaina (Bélgica). Presidente ejecutivo del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP (IDEHPUCP).,Salomón Lerner Febres habla pausado y sereno, buscando siempre la palabra precisa. Tal vez fue por eso que, el 2001, el presidente de transición, Valentín Paniagua, decidió nombrarlo presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), ese organismo que tuvo la nada envidiable tarea de indagar en lo que ocurrió durante los veinte años de terror que vivió nuestro país. El próximo 28 de agosto se cumplen quince años de la presentación del informe, probablemente el documento menos comprendido y más vapuleado de nuestra historia reciente. En esta entrevista, Salomón Lerner defiende el trabajo realizado, con firmeza, pero sin perder por un segundo su apacible actitud. El informe de la CVR, que usted presidió, ha cumplido quince años desde su presentación. ¿Qué pensaba en aquel entonces que pasaría con este documento? Pensaba que no habría que esperar mucho tiempo para que se tomaran las acciones recomendadas en el informe y que tenían que ver con asuntos urgentes. Uno, las reparaciones a las víctimas. Hubo muchas familias, mujeres, niños huérfanos al interior del país que necesitaban apoyo; apertura hacia la vida mediante la educación; servicios de salud para gente que había quedado no solo herida físicamente sino anímicamente. PUEDES VER Lerner Febres: “Se ha pervertido y prostituido el concepto de reconciliación” ¿Usted imaginó la polarización que generaría este informe? Sí, eso se anunciaba desde antes que apareciera el informe. En televisión hubo personajes que decían que de seguro contendría inexactitudes sin que lo hubiéramos entregado. Era un prejuicio que, de alguna manera, tenía sustento en que, si nosotros decíamos la verdad, tendríamos que señalar los terribles crímenes de Sendero, pero también indicar cómo la sociedad peruana, el Estado y, ya en concreto, las Fuerzas Armadas y policiales no habían actuado del todo bien. Ustedes hacen una cuantificación: el 54% de la responsabilidad de las víctimas es de Sendero. ¿Qué porcentaje era del Estado? El 55% o 56% de la responsabilidad es de estos movimientos terroristas o subversivos (SL y MRTA). Entonces, queda más o menos 40% de víctimas que han sido causadas por el Estado. A lo largo de tres gobiernos… Sí, pero quiero decirte que esta es la única Comisión de la Verdad, y el único país en donde hubo un fenómeno de subversión y de conflicto interno, en el que el mayor número de víctimas ha sido causado por los subversivos. Normalmente, el gran victimario o el causante del mayor número de muertes y desapariciones en su lucha contra la subversión es el Estado. O sea que la conclusión del informe es en realidad favorable al Estado peruano. Exacto. En los 20 años, del 80 al 2000, es verdad que el Estado causó menos víctimas mortales que Sendero. Polarizados como estamos política, social, hasta racialmente, ¿piensa que estamos más o menos reconciliados los peruanos ahora que en el 2003? No creo que nos hayamos reconciliado porque, si bien no estamos en una situación de conflicto armado, no se han dado los pasos suficientes para hablar con las víctimas y para que ellas sientan que por alguna vez el Estado se ha fijado en ellas. El Estado no ha pedido perdón a una serie de aldeas, familias y personas que fueron injustamente tratadas, porque había la teoría de que, si tenían que morir inocentes para que también murieran terroristas, había que aplicarla. El término “reconciliación”, presente en el nombre del informe ha sido manoseado por todos los sectores políticos. En términos de la CVR, ¿quiénes son los que se deben reconciliar? Lo que creó el presidente Paniagua fue la Comisión de la Verdad. Es el presidente Toledo quien le cambia el nombre por Comisión de la Verdad y Reconciliación, con lo cual colocó tremenda carga sobre nuestras espaldas. Y creo que la reconciliación es una especie de horizonte. Es decir, siempre estamos en camino a... pero no podemos hablar de sociedades plenamente reconciliadas, porque el conflicto social existe siempre. La reconciliación vendría a ser la manera en la cual hay el reconocimiento del otro, de la dignidad y el derecho que él tiene a pensar libremente. Podemos discrepar, pero la actitud debe ser respetarnos, conversar... Pero, ¿y cuando el otro es Sendero Luminoso…? Es que Sendero Luminoso tiene el sello imborrable de la intolerancia. De “aquel que no piensa como yo no debe vivir”. Esa era la teoría de Guzmán. La muerte para aquellos que no piensan como la Cuarta Espada e incluso la muerte como herramienta por la cual los propios senderistas tenían que morir, para así poder hacer avanzar la “revolución”, en el sentido de obligar al Estado a cometer genocidio. Pero ahora, a través de la fachada del Movadef, ellos pretenden insertarse en la vida política. ¿Tienen el derecho? Nosotros en el informe señalamos que un movimiento como Sendero no tiene derecho a existir en la vida política del país. Hay una conclusión en la cual se dice que de ninguna manera puede Sendero insertarse a la vida política, a menos que deje de ser Sendero. La cuestión es que Movadef es Sendero y no deslinda de Sendero. Usted también ha sido muy crítico con los sectores que usan el término reconciliación para justificar el indulto a Fujimori. Reconciliación no significa esta especie de amnistía o ausencia del elemento justicia. Reconciliación se da justamente cuando la sociedad y las personas toman consciencia de lo que han hecho y aceptan la responsabilidad. En ese sentido, lo que se espera del señor Fujimori, si es que se quiere avanzar hacia la reconciliación, es que diga: “Sí. Actué mal. Debo sufrir las responsabilidades de mis actos y debo pedir perdón a todos aquellos a quienes he dañado”. ¿Y no será que la reconciliación es otra de las grandes utopías nacionales? Yo creo que sí, se la puede considerar como una utopía, pero es una utopía movilizadora, una utopía que permite que trabajemos para que nos acerquemos a un final que no vamos a conquistar, pero que sí vamos a hacer más próximo para nuestros hijos y nuestros nietos. Ante todas las tergiversaciones y prejuicios que ha habido en torno al trabajo que hicieron, ¿alguna vez ha sentido algún desaliento? De hecho, a lo largo de todos estos años, los que hemos trabajado en la Comisión de la Verdad nos hemos sentido a veces desalentados, porque este trabajo podría haberse volcado ya en una serie de acciones en bien del país y de personas muy concretas y eso no ha ocurrido. También, en el sentido de… ¿…De haber arado en el mar? No, pero de que existan personas que puedan hablar de aquello que ocurrió sin siquiera haber leído lo que nosotros decimos y nos condenan. Es triste eso, no porque se deseche un trabajo que nosotros hemos realizado, sino porque no se puede tratar de una forma tan baladí y tan superficial. Sin embargo, han pasado quince años de la entrega del informe final, y sigue vivo esto… Una de las grandes críticas a la CVR es el uso del término “conflicto armado interno”. Cierto sector de la política dice que debió usarse simple y llanamente el término “terrorismo”. ¿Cabía? Es una forma de simplificar las cosas, porque eso lo podría aplicar a Dinamarca, a Noruega, a Estados Unidos. Cuando hablamos de conflicto armado interno, ya estamos viendo más concretamente a un país en donde ha sucedido esto y que es un concepto del derecho internacional. Poniéndonos de abogados del diablo: ¿Hay alguna crítica que se le hace al informe que tenga por lo menos un asidero de verdad? Desde el primer momento que entregamos el informe, dijimos: hemos trabajado de una manera honesta, objetiva y muy intensa, pero no creemos que esto esté escrito en piedra. Es necesario que se investigue más. De pronto aparecen elementos que alumbran mejor determinados hechos que nosotros hemos estudiado, por ejemplo, sobre los desaparecidos. ¿Se podría decir que el uso de la técnica de Estimación de múltiples sistemas para calcular el número de víctimas fue un error? Creo que en su momento no lo fue. De hecho, se abre la posibilidad, sí, de no ser absolutamente exacto, pero cuando hicimos el cálculo del número de víctimas, lo hicimos de la manera lo más científica posible y acudimos al presidente de la sociedad de estadística de los Estados Unidos. Él confirmó nuestras listas de víctimas, que además llevaban nombre y dos apellidos. Y se cruzaban. Es decir, nosotros no tenemos a nadie que no haya sufrido. Y las proyecciones se hacían tal y como se han aplicado científicamente en otros lugares y en otras situaciones. Una de esas situaciones era la de establecer también volúmenes de los cardúmenes de los peces… Eso fue muy criticado…. Claro. Decían: “Están tratando a los muertos como si fueran peces”. Esa es una manera poco inteligente y poco buena de ver las cosas. ¿Pero los nuevos sistemas científicos han confirmado estos más de 69 mil muertos? Yo creo que sí, e incluso la cosa va un poco más lejos, porque, por lo menos en lo que toca a desaparecidos, son más que aquellos que nosotros calculamos. Hay que tomar en cuenta que nosotros no pudimos entrevistar a todos los afectados. En primer lugar, porque no había tiempo suficiente. En segundo lugar, porque había gente que prefirió callar, porque todavía se vivían tiempos en los cuales al hablar podrían, a juicio de los afectados, autoinculparse de terrorismo. ¿Y cuál ha sido la mentira más gruesa que se ha hecho sobre el informe, aquella que lo haya indignado o dolido más? Que nosotros hemos actuado allí con un prejuicio y con una intención de cohonestar la conducta de Sendero. No ha habido nada de eso. Nuestra condena más severa es a Sendero. Otra cosa que se critica es que hubo un mayor número de gente de izquierda en la CVR. ¿El fujimorismo participó de alguna manera en la Comisión? No, porque no se tomó como criterio para nombrar a los miembros de la Comisión su afiliación política. Yo no tengo ninguna, por ejemplo. Ahora, si usted quiere ver la del fujimorismo, estuvo Beatriz Alva Hart, que fue viceministra (y congresista) de Fujimori. Enrique Bernales es politólogo y es una persona que hace Derecho. Estaba monseñor Gastón Garatea... Y un militar, Arias Grazziani… Claro. Y lo colocó Toledo. Y él suscribe todo lo que dice la Comisión, salvo dos puntos: no está de acuerdo en que (las Fuerzas Armadas) hayan cometido violaciones sistemáticas y generalizadas de derechos humanos. Esa es la frase que más roncha saca: sistemática y generalizada. ¿Es precisa? Yo creo que sí, por más que los miembros de las Fuerzas Armadas digan que son excesos. Cuando usted analiza el modus operandi de las fuerzas armadas en Ayacucho, las incursiones nocturnas o de madrugada para sacar a gente sospechosa, llevarla a la Casa Rosada, torturarla, llevarla a Los Cabitos y luego desaparecerla… Y no es un caso. Entonces, ahí había ya toda una especie de camino, de sistema, de organización, que no era de lo más limpia. La gente del Movadef ha dicho que, así como se ha indultado a Fujimori por razones de salud, cabría un indulto para Guzmán. Yo no estoy de acuerdo con el indulto al señor Fujimori. Además, el que él se haya asociado con el Grupo Colina y todos ellos hace que sus crímenes estén bien castigados a través de los treinta años que le han dado y significa, de alguna manera, un símbolo de que algo de justicia se ha hecho, porque él representó a la nación peruana. En ese sentido, creo que ahí hay una cosa fundamental para no darle el indulto. Y en el caso de Guzmán, creo que la cadena perpetua está ganada lejos, porque, si no hubiera estado él con esa prédica, no hubiera existido la desgracia que tuvimos que padecer. ¿Tienen los senderistas el derecho a llorar a sus muertos? Yo creo que todos tienen derecho a llorar a sus muertos. Aquí hay algo que nosotros de pronto no entendemos del todo bien y es: ¿qué es el terrorismo y quién comete actos de terror? A quien comete actos de terror lo llamamos terrorista, pero es terrorista en cuanto y en tanto comete esos actos, pero no ha nacido terrorista… Ese ha nacido ser humano, como usted o como yo.