Cultural

Gabriela Wiener: “El Estado peruano necesita de terroristas para poder subsistir”

“Atusparia”, el reciente libro de la reconocida autora peruana, no solo refleja, una vez más, su oficio para narrar, sino que es del mismo modo un llamado de atención a preservar la memoria social y cultural. Novela que incomoda. 

Gabriela Wiener. Foto: Natalia Grande.
Gabriela Wiener. Foto: Natalia Grande.

Atusparia (Random House) no solo es la última novela de Gabriela Wiener, es también su libro más salvaje, como si la autora, de alguna u otra manera, se hubiese preparado toda la vida para escribirlo. Este no es un libro cuyo proceso lo llevas a cabo en el corto plazo, para ser tal, ha tenido que haber experiencia vital, eclosión intelectual y emocional, la única manera para lograr la tensión discursiva. Atusparia está narrada desde la tensión y desde la poesía. Atusparia es una crítica, principalmente, a la izquierda, del mismo modo al desprecio de la sociedad peruana hacia los compatriotas menos favorecidos. Atusparia, más que una novela, es un artefacto literario.

“Yo creo que todos mis libros han sido muy políticos, solamente que hablaban de otras políticas, como las políticas del cuerpo, de la diversidad y de las políticas sexuales. Pero este es, además, sobre una política y sobre la política también”, señala Gabriela Wiener a La República sobre el carácter de la novela, que relata la historia de una mujer desde su etapa escolar en un colegio llamado Atusparia, fundado por peruanos formados en la U.R.S.S., cuyo objetivo era enseñar a los futuros hombres y mujeres que cambiarían el mundo, atravesando su etapa adolescente hasta ser parte de una rebelión en el sur del país. En esos tres procesos, en donde Gabriela Wiener funde géneros, un respiro presente, no solo aquí, sino también en toda su poética.

Gabriela Wiener no sería la escritora que es sin la poesía.

“Empecé leyendo mucha poesía. En la universidad, leía sobre todo poesía escrita por mujeres. Yo ya escribía desde el yo, los primeros textos que escribí eran poéticos, además, lo que leía así en primera persona en libros, en poemarios, me interpelaba, me hacía sentir. Era una lectura que me enganchaba y me representaba. Está también el periodismo, estuve haciendo periodismo cultural buen tiempo. Pero esa primera objetividad del periodismo me repelía y escribir de los demás empezó a ser cansino. Es a partir de Etiqueta Negra que empiezo a hacer un periodismo gonzo, un yo más expandido. Siempre he escrito periodismo con poesía. Lo primero que leí de poesía fue Vallejo, luego de eso, todo te sabe insípido”.

La novela Atusparia que leemos no es la que en principio estaba escribiendo Gabriela Wiener. Era una historia que partía de su experiencia en un colegio prosoviético, se deduce, entonces, que sería una novela política. Pero Gabriela Wiener acepta escribir una crónica para Orsay sobre el tema que quisiera. Gabriela Wiener no lo pensó mucho y se dirigió a Puno, en febrero de 2023. Un mes después de la matanza ocurrida tras la llegada de Dina Boluarte al poder.

“Yo estuve en un Puno hirviendo. El mismo día de la conmemoración, en la que había una romería de duelo, hubo un enfrentamiento. Yo estaba con los fotógrafos y reporteros cubriendo con máscara de gas. Estuve como periodista, con todo el respeto por la revista para la que hice una crónica con rigor, pero además tenía el plan de aprovechar lo que estaba pasando para contar Atusparia”, precisa Gabriela Wiener, quien poco después amplió su campo de investigación, enriqueciendo, de esta forma, la narración, que no solo se conforma con una sola lectura. Una novela futurista o distópica, por ejemplo, es una de las lecturas sobre esta obra que exhibe lazos con el presente inmediato.

“He llenado este libro con toda la memoria olvidada de la izquierda. El libro está lleno de canciones románticas, me apego mucho a lo que decía Mariátegui sobre el impulso romántico detrás de cada revolución. Hoy la izquierda está demonizada y criminalizada, mientras que la derecha y la ultraderecha no hacen más que salir con ollas y cucharones, haciendo manifestaciones y diciendo que están haciendo la revolución. La derecha se ha apropiado de un lenguaje trabajado desde lo popular y lo revolucionario. Si este libro tiene algo de esperanzador, es pensar que podemos volver a encantarnos y volver a enamorarnos de la revolución y volver a sentir eso vivo, eso que ilusionó a nuestras madres, a nuestros padres, a esa generación completa”. Si Atusparia muestra también esperanza, obedece a que en sus páginas hay una crítica feroz a lo que parece ser la marca de agua de la izquierda: las divisiones.

La crítica a la izquierda viene desde la contratapa, en donde “su gran novela rusa” está consignado como provocación, pero bajo las coordenadas en las que está escrita Atusparia, no sería raro llamarla En busca del tiempo perdido.

“Lo que más recuerdo de esa época está contado en la primera parte, esta especie de sincretismo tan divertido que solo lo puedo ver desde una mirada risueña, porque había una voluntad bastante hermosa de fusionar un universo nacional con unos movimientos que estaban en ese momento electrizando el mundo, transformándolo”.

Gabriela Wiener canaliza la denuncia de la novela, como ya lo indicamos, con poesía en el discurso, y “también con mucho humor. Yo creo en la literatura de pensamiento y en la literatura de acción política, lo serio lo hago con humor y lo intelectual con poesía”.

La publicación aparece en un contexto que no vamos a negar y que La República ha documentado: ¿es también Atusparia una resistencia al proceso de borrado de memoria del actual gobierno?

“Este es también un libro contra el terruqueo. El fujimorismo siempre nos ha querido contar una realidad paralela en donde ellos son los buenos y todos los demás terroristas. Este es un libro que busca ser memoria, que une luchas que están alejadas, por ejemplo, todas las luchas que están aquí relatadas desde el propio nombre Atusparia, que podría ser Túpac Amaru, y Puno siempre sublevado. No hay nada más peruano que Puno. En Puno, el bagaje de resistencia es enorme. Son los que salen primero, ponen el cuerpo y son los que mueren primero y en masa. Pienso que es tristísimo que Dina Boluarte, una mujer andina, haya traicionado a su pueblo, que lo haya mandado a matar. Es algo por lo que tendría que pagar, y que, además, sea la primera presidenta es la demostración perfecta de que el género no lo es todo, que no hay garantía de justicia porque haya una mujer detrás, que una mujer puede encarnar los valores más patriarcales, más violentos y más racistas. El Perú, el Estado peruano, necesita que haya terroristas para poder subsistir. Los crea y los produce a montones. He escrito Atusparia desde mi solidaridad, desde mi ternura, desde mi ser conmovido, también desde mi rabia”.

Lo dicho por Gabriela Wiener sobre Boluarte nos lleva a saber cuál es su actual relación con el feminismo. El feminismo está presente en toda la obra de Gabriela Wiener.

“Estoy en desacuerdo con el feminismo hegemónico que no reconoce a las propias bases que lo crearon. Siempre he estado cerca de los feminismos del sur. Podemos hablar de feminismos en plural y a mí no me interesa el feminismo de salón, que lo vemos en todas partes. Yo estoy con las mujeres que luchan, con las mujeres de abajo. Estoy en contra de ese feminismo de la guerra, el feminismo de las soldados israelíes, ¿qué es eso?, es un feminismo con techo de cristal. Ellas rompen el techo y las demás limpian los cristales y los barren para que tengan un puesto de poder como Dina Boluarte para luego poder matar como matan los hombres. Ese feminismo no me representa”.

Gabriela Wiener está alejada de las redes. Hasta hace un tiempo, era habitual verla activa en ellas y desde los espacios de opinión. Atusparia, siguiendo la línea de su celebrada novela Huaco retrato, es una novela narrada desde adentro, de donde nace la tensión narrativa. Atusparia, aparte de no dejarte indiferente, te deja pensando. Considero que es un libro que ya quedó.